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Vinicius lo tiene crudo con Alonso

El clásico entre el Barcelona y el Real Madrid no solo dejó un resultado ajustado, sino también una fuerte polémica en torno al rendimiento de Vinicius Junior

El clásico en Montjuic no solo fue una derrota en el marcador, fue también una derrota simbólica para el Real Madrid. Allí, entre sombras azulgranas y el eco de un estadio ajeno, emergió un nombre que en otro contexto habría significado esperanza, Vinicius Junior. Pero esa tarde, el brasileño no fue el rayo que desestabiliza defensas, sino un espectador de lujo en el teatro de los errores. Álvaro Benito, con la precisión quirúrgica del que conoce la casa blanca desde dentro, no se mordió la lengua, lo de Vinicius fue “una vergüenza”. Y no por falta de magia en los pies, sino por ausencia de sangre en las venas.

Mientras otros sudaban la camiseta, Vinicius lo tiene crudo con Alonso, el futuro entrenador que deberá domar no solo egos sino inercias. Porque lo que falló en Montjuic no fue una jugada, sino una actitud. Benito fue claro, el brasileño jugó a mirar, no a morder. Y en un club que presume de ADN competitivo, eso no es un desliz, es una herejía. ¿Cómo se construye un equipo con estrellas que eluden el barro?

Vinicius Junior
Una actitud que compromete al Real Madrid

El Madrid que camina mientras el rival corre

“Defender con la mirada” es una frase que debería figurar en el manual de lo que no se debe hacer en una final. Y sin embargo, fue exactamente eso lo que hizo Vinicius Junior, según el diagnóstico de Benito. El extremo brasileño ofreció tan poca resistencia como una cortina de seda en medio de una tormenta. Y mientras él se desentendía de los regresos y presiones, el Real Madrid se deshilachaba por la banda izquierda como un traje mal cosido. La imagen de un jugador caminando mientras su equipo arde es más que frustrante, es una postal de decadencia.

Y lo más preocupante es que no fue un caso aislado. Rodrygo, en la final de Copa, mostró síntomas similares. Como si algunos jugadores vivieran en un reality show donde la cámara los sigue, pero el rival no importa. ¿Dónde quedó la furia del Madrid, su instinto de supervivencia? Para Benito, hay un virus que recorre Valdebebas: la pérdida de identidad competitiva. Sin ella, ningún galáctico es suficiente.

De Mbappé a Vinicius: dos planetas, un mismo deporte

En la otra cara del espejo está Mbappé, el jugador que Benito señala como el modelo a seguir. No por sus goles que también, sino por su carácter. El francés, dice el comentarista, está “un peldaño por encima del resto”. Y ese peldaño no se sube con regates, sino con compromiso. Mientras Vinicius se enfrentaba a un aficionado con un balón de playa una escena más digna de un sketch que de una final, Mbappé jugaba como si le fuera la vida en ello. Ironías del fútbol moderno, el espectáculo está asegurado, la entrega, no tanto.

Pero Benito no se detiene en la comparación individual. Apunta más alto, la desconexión defensiva de los atacantes condiciona a todo el bloque. Sin ayuda, ni siquiera los centrales más heroicos pueden evitar el desastre. El Real Madrid no puede aspirar a dominar Europa si sus estrellas brillan solo cuando les da el sol. Porque, como bien sabemos, en las noches europeas hace frío. Y allí, solo sobreviven los que corren, pelean y no se rinden.

EGD Real Madrid