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Irreverencia de SKAM España enciende por igual a progres y fachas

La serie de adolescentes de Movistar crea pasión y odio a partes iguales

En este mundo de explosión de las series, hay quien arriesga con el material. Un ejemplo claro es SKAM España, la adaptación de la serie noruega del mismo nombre que narra las vivencias de un grupo de adolescentes pero introduciendo todo tipo de estereotipos que dan que hablar. Se emite en Movistar y transcurre por su tercera temporada.

¿Por qué levanta pasiones? Muy sencillo. Cuenta de forma directa y fresca lo que viene a ser el día a día común de un instituto en la era en la que vivimos. Es decir, conviven un montón de perfiles diferentes, ya sea por motivos de sexo, raza o religión, o por la posición acomodada o no de una familia concreta.

SKAM

Esta cuestión lleva a situaciones que han suscitado críticas desde diferentes sectores. Si en las dos primeras temporadas, sobre todo con el incipiente interés de Cris en la bisexualidad, se llevaban las manos a la cabeza los más antiguos de nuestra civilización, ahora todo ha dado un giro.

Porque en la tercera entrega, que gira en su totalidad sobre el personaje de Nora, salen a la luz comportamientos que estaban más anticuados pero que no por ello están desaparecidos de nuestra sociedad. Porque Nora es primeriza en el amor y ya se sabe lo que conlleva cuando uno se enamora por primera vez.

Nora y Viri

Nora conoce a Miguel, un amigo de la infancia de su hermana mayor. Va a la universidad, lo que genera un interés inmediato en una niña de instituto. Se enamora y comienzan una relación. Pero Miguel es posesivo, celoso hasta límites que no deberían darse nunca.

No confía nada en Nora y va poco a poco alejándola de sus amigos del instituto. Una relación tóxica que ella jamás reconoce porque está enamorada y consiente todo. Esta situación ha despertado numerosas críticas en redes, sobre todo desde el sector más feminista.

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