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Marta Peñate sin tapujos en Supervivientes durante su momento más débil

Telecinco prosigue con su prueba más emotiva dejando a corazón abierto a sus concursantes

El puente de las emociones ha ocupado un gran espacio de los recientes episodios de Supervivientes, siendo Marta Peñate la última en enfrentarse a sus famosos escalones. Siendo una de las pruebas más emocionales con las que cuenta el programa de Telecinco, debido a sus confesiones más profundas.

Otro de los concursantes recientes que ha tenido que enfrentarse al puente, ha sido Alejandro Nieto. Quien ha confesado que es padre, aunque no es algo de lo que hable mucho. Puesto que es lo único privado que tiene en estos momentos en su vida, y desea que siga siendo así.

Marta Peñate en el puente de las emociones

La familia uno de los puntos débiles más notorios de la concursante de Telecinco

El primer peldaño al que ha hecho frente una de las supervivientes favoritas de la audiencia, Marta Peñate, ha sido “Familia”. De esta forma, se acordaba de todos los integrantes de la misma, ocupando un espacio especial su abuelo. Puesto que para la concursante era la persona más importante de su vida.

A pesar de tener una perfecta relación con el resto de la familia. Confesó que lleva años sin pisar la cena de Navidad debido a ese gran vacío que siente por la marcha del mismo. Puesto que no está dispuesta a presenciar esa cena sin que su figura esté presente para celebrarlo.

Autocrítica por parte de la superviviente mientras se enfrentaba al segundo peldaño

El segundo peldaño al que ha tenido que hacer frente Marta Peñate ha sido “La Decepción”. Esta vez, no ha tenido en cuenta a la gente externa a ella y ha decidido llevar a cabo una autocrítica. Así, afirma que la mayor decepción de su vida ha sido ella misma, ya que hay cosas que no ha sabido afrontar.

Entre líneas de su confesión parecía que hablaba sobre su relación con Lester, con el cual entró en La isla de las tentaciones. Según la protagonista, no ha sabido afrontar una ruptura entre una relación larga. Puesto que no se veía preparada a seguir con su vida sin la ayuda de esa persona.