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Dana White el mafioso moderno jefe de la UFC

De botones en Las Vegas a jefe todopoderoso del octágono

Hablar de artes marciales mixtas hoy en día es hablar de Dana White. Con su actitud desafiante, su verbo afilado y su figura omnipresente en cada evento de la UFC, el presidente de la mayor promotora de MMA del planeta se ha convertido en un personaje casi de novela. Admiran su visión, critican sus métodos. Y lo cierto es que no deja a nadie indiferente.

Con una fortuna que supera los 500 millones de dólares, White ha construido un imperio deportivo global que emite sus combates en más de 175 países, con más de 500 eventos en vivo y una legión de seguidores que crece año tras año. Pero su historia no empezó entre focos ni con alfombras rojas, sino en una infancia dura, marcada por la ausencia y la necesidad.

 Dana White
De botones a millonario presidente de la UFC

De la calle a la cima: una historia de supervivencia

Nacido en Manchester, Connecticut, Dana fue criado por su madre, quien sacó adelante a sus hijos con varios trabajos tras la desaparición de un padre alcohólico. White abandonó la universidad a los dos años y pasó por múltiples empleos de supervivencia, portero de discoteca, botones en hoteles y profesor de boxeo para niños en barrios complicados. Pero incluso ahí, la vida le golpeó duro, según él mismo ha contado, la mafia se cruzó en su camino y lo obligó a huir de Boston rumbo a Las Vegas.

Ahí, en la ciudad del exceso, todo cambió. Un día cualquiera en el vestíbulo de un hotel, tuvo una epifanía. “¿Qué diablos estoy haciendo aquí?”. Decidió dejarlo todo y lanzarse de lleno a buscarse un hueco en el mundo de la lucha. Trabajó gratis con el excampeón Peter Welch, aprendió el oficio desde abajo y, con los años, acumuló experiencia como entrenador, mánager y promotor. Pero no todo fue crecimiento, a los 21 años, una paliza le dejó secuelas permanentes, incluida la enfermedad de Menière, que provoca vértigos y pérdida auditiva. Sin embargo, Dana no se detuvo. Jamás lo hace.

De oportunidad desesperada a fenómeno global

La gran oportunidad llegó en 2001, cuando se enteró de que la UFC estaba en bancarrota. White contactó con Art Davies, uno de los fundadores, y lo convenció para reunirlo con los hermanos Fertitta. Por apenas 2 millones de dólares, compraron la compañía. White fue nombrado presidente, y desde entonces no ha soltado el timón. El camino no fue fácil. Durante años, la UFC perdía dinero a raudales. Pero la apuesta por la espectacularidad, los reality shows como The Ultimate Fighter y la creación de estrellas mediáticas como Conor McGregor, Ronda Rousey o Khabib Nurmagomedov acabaron por convertirla en una potencia global.

Eso sí, su liderazgo no está exento de polémica. A muchos les incomoda su estilo autoritario. White ha apartado de foco a luchadores que se le enfrentan públicamente, ha tenido encontronazos con periodistas y ha sido acusado de tratar la empresa como si fuera su cortijo personal. Incluso llegó a protagonizar un escándalo por una discusión con su esposa que acabó con bofetadas mutuas.

Celebrado el PPV número 300 y más de una docena de campeones en la cartelera, Dana White sigue ejerciendo su poder como pocos en el mundo del deporte. Todos quieren estar en la UFC, pero pocos se atreven a retar su autoridad. Y quien lo hace, rara vez acaba bien parado.

EGD MMA