Una victoria brillante bajo una nube de controversia
El Gran Premio de Mónaco de 2025 será recordado como una carrera tan caótica como fascinante. Lando Norris, el joven talento de McLaren, se alzó con la victoria en las estrechas calles del Principado, en una edición marcada por tácticas controvertidas, incidentes en pista y decisiones estratégicas que hicieron arder la radio de varios equipos. Aunque Norris cruzó la línea de meta como ganador, lo hizo con la sombra de la polémica pisándole los talones.
Juego de escuderías: ¿Estrategia o trampa?
La carrera se vio profundamente alterada por un elemento inédito en Mónaco: la obligación de realizar dos paradas en boxes, una norma que cambió por completo el guion habitual del trazado más técnico del campeonato. Pero lo más comentado fue el uso —o abuso— de tácticas de equipo que consistieron en que algunos pilotos redujeron intencionadamente su ritmo para favorecer la posición estratégica de sus compañeros durante las paradas. Esta jugada generó un desconcierto generalizado en la parrilla y dejó a varios contendientes sin margen de reacción.
Incidentes, rookies y un podio inesperado
La jornada estuvo repleta de sobresaltos. Gabriel Bortoleto protagonizó un accidente que obligó a desplegar el coche de seguridad, mientras que Pierre Gasly y Yuki Tsunoda se vieron envueltos en una colisión que alteró por completo la parte media de la carrera. Entre tanto caos, Oscar Piastri e Isack Hadjar supieron aprovechar sus oportunidades y firmaron actuaciones memorables.
Hamilton y Verstappen, relegados
Lewis Hamilton realizó una estrategia conservadora que le permitió rescatar un valioso quinto puesto, mientras que Max Verstappen, incómodo durante toda la carrera, tuvo que conformarse con un resultado modesto que contrasta con su hegemonía habitual.
Un Mónaco imprevisible que lo cambia todo
La bandera a cuadros confirmó lo que ya se intuía: Lando Norris vencía por delante de Charles Leclerc, héroe local que rozó la gloria, y de un sorprendente Oscar Piastri. Mónaco volvió a ser Mónaco: estrecho, traicionero y lleno de giros inesperados. Pero esta edición, además, sembró el debate sobre los límites de la estrategia y la ética en un deporte donde cada segundo puede cambiar una carrera… o un campeonato.
