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La cláusula de salida de Aprilia de Jorge Martin

Una cláusula de salida, aparentemente inofensiva, se ha convertido en el eje de una disputa que involucra lesiones, ofertas de otros equipos y un ambiente cada vez más tenso en el box italiano

En la soleada tarde del 2 de junio de 2024, en el circuito de Mugello, se firmó algo más que un acuerdo, se firmó una ilusión. Jorge Martín, uno de los pilotos más talentosos y volátiles del paddock, sellaba su alianza con Aprilia Racing bajo una cláusula tan ambiciosa como frágil, si ninguna moto de la marca alcanzaba el Top 5 en las seis primeras carreras del Mundial 2025, el madrileño tendría libertad para marcharse. Una fórmula que parecía inteligente, pero que acabó pareciéndose más a una bomba de relojería mal calibrada.

El problema, claro, no fue la cláusula en sí, sino todo lo que no contemplaba. Como esos contratos de alquiler que prohíben tener mascotas, pero no dicen nada sobre serpientes. La norma no incluía excepciones por lesiones, imprevistos o accidentes fuera del control del piloto. Así, cuando Jorge Martín no pudo competir al 100% en varias de esas carreras iniciales, se abrió una grieta legal tan tentadora como peligrosa, el piloto podía activar su cláusula de salida sin haber demostrado si era la moto, él o el destino quien fallaba.

Jorge Martín
Martín-Aprilia, una cláusula que estalla en plena temporada

Una excusa técnica, una oferta Japonesa y una guerra declarada

Le Mans fue el parteaguas. Tras el GP francés, Martín pidió extender el período de evaluación seis carreras más. Un gesto razonable, o al menos diplomático. “No he competido en condiciones óptimas”, argumentó. Pero como toda guerra moderna, la diplomacia solo duró hasta que habló el dinero. Minutos después, el equipo Aprilia herido en su orgullo y temeroso de sentar precedentes rechazó de plano la petición. Y la historia, filtrada a la prensa con la eficiencia de una filtración de aceite en un motor roto, incendió el paddock.

Todo apunta a que el madrileño no actuó solo. Ya tenía sobre la mesa una oferta concreta de Honda. Una tentación difícil de resistir, aunque exigía una condición previa, cortar limpio con Aprilia. Y aquí el oxímoron se vuelve evidente. ¿Cómo cortar limpio en medio del barro legal y mediático? La cláusula, paradójicamente, es el único puente que Martín puede cruzar, si no se hunde antes bajo el peso de abogados, rumores y silencios ensordecedores.

Aprilia, entre el litigio y el descrédito

En el corazón de Noale, donde aún resuena el eco de antiguos éxitos, el ambiente es denso como un garaje sin ventilación. El contrato de Martín, que debía ser un blindaje, se ha vuelto un boomerang jurídico. Mientras tanto, el piloto ya no corre solo por puntos, corre por legitimidad. Internamente, surgen voces que hablan de pagos retenidos una fórmula brutal pero legal que recuerda que en MotoGP, como en Wall Street, no hay sueldo sin rendimiento.

Así, Aprilia enfrenta un dilema digno de tragedia griega, ceder y admitir errores de diseño contractual, o resistir y arriesgarse a perder no solo a su piloto estrella, sino también su reputación como escudería seria. Con 16 Grandes Premios por delante, convivir en un box con tensión acumulada es como bailar sobre una cuerda floja, sin red y con las cámaras grabando. Al final, lo que iba a ser una cláusula de rendimiento se ha convertido en el culebrón del año. Una alianza que debía aportar estabilidad ha terminado siendo una fábrica de incertidumbre. Y mientras Honda afila la pluma y Aprilia revisa cada coma del contrato, Jorge Martín herido, pero astuto vuelve a recordarnos que en MotoGP, la velocidad no siempre está en la pista.

álex márquez honda