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Marc Márquez saca la calculadora 2º en Le Mans

La lluvia siempre ha sido ese invitado caprichoso que convierte MotoGP en una ruleta rusa. Pero en Le Mans, el que solía acelerar sin mirar decidió pensar. Y pensar bien. Marc Márquez cambió su chip, apagó el instinto suicida y se subió al podio con la estrategia de un campeón que quiere volver a serlo. Ganó Zarco.

No fue una carrera. Fue una montaña rusa con bandera roja, doble long lap, cambio de moto, y más dudas que curvas. Y en medio del caos, Marc Márquez eligió algo que nunca fue su marca registrada: la prudencia.
“Normalmente soy yo el que inventa… pero hoy tocaba minimizar riesgos”, reconoció con una media sonrisa, tan inusual como significativa.

Una carrera para valientes… y para inteligentes

El circuito de Le Mans amaneció con lluvia, incertidumbre y un ambiente propicio para el espectáculo y el desastre. Marc cambió de moto en la vuelta de calentamiento, dudó en la sighting lap, miró de reojo lo que hacía su hermano Alex, y optó por esperar. Por copiar. Por calcular.

No es el Márquez de 2019. Ni falta que hace. Después de dos caídas dolorosas en Jerez y Austin, el de Cervera ha entendido que no basta con ir rápido. Hay que llegar. Y llegar entero.

“Hoy no podía permitirme otro error. Ya gasté el comodín en Jerez y Austin”, explicó. Porque más que puntos, lo que estaba en juego era su confianza. Y la confianza, como la lluvia en MotoGP, puede evaporarse en un segundo.

MotoGP 2025
Marc Márquez

Del instinto a la lectura de carrera: Marc cambia el guion

“Sabía que Fermín tiraba, pero no lo veía claro. Y he cambiado”. Esa frase lo dice todo. Márquez siempre fue el que abría camino, el que inventaba. Pero en esta Le Mans lluviosa, fue el que leyó el mapa ajeno y eligió el momento justo para actuar. Resultado: segundo puesto, detrás de Zarco, por delante de Aldeguer… y con el campeonato aún al alcance.

En su análisis, Marc dejó claro que las cinco últimas vueltas fueron las más duras: “Ahí, en tierra de nadie, la cabeza se te va… a qué vas a cenar esta noche”, bromeó. Pero lo cierto es que el momento lo exigía todo: concentración postural, gestión de freno trasero, equilibrio entre el cuerpo y la mente.

Porque cuando no va al 100%, Marc se relaja. Y ahí es donde aparece el error. Y él lo sabe.

Un Márquez nuevo para un campeonato viejo

Con la Ducati bajo control y las emociones más aún, Marc Márquez se ha convertido en un contendiente real al título, no por velocidad, sino por madurez. Es un animal competitivo, sí, pero ahora también es capaz de pensar antes de atacar.

Y si esta versión más calculadora de Márquez se mantiene, más de uno debería preocuparse. Porque el piloto que antes ganaba por talento puro, ahora suma cabeza. Y esa combinación es dinamita.

Pedro Acosta