Un podio inesperado en una carrera marcada por el caos
Silverstone volvió a hacer de las suyas. El histórico circuito británico regaló este fin de semana un Gran Premio de MotoGP tan imprevisible como dramático, donde la bandera roja, las caídas múltiples y los abandonos ilustres dibujaron un escenario ideal para los que supieron aguantar… y sacar tajada. Uno de ellos fue Marc Márquez, que tras besar el asfalto en las primeras vueltas, acabó en el podio contra todo pronóstico, salvando puntos cruciales en su intento por reengancharse al campeonato.
El accidente que lo cambió todo
Todo parecía perdido para los Márquez. Primero fue Álex, después Marc: ambos por los suelos en un inicio de carrera caótico, con cuatro caídas en apenas dos vueltas. Pero entonces, como si la historia diera marcha atrás, bandera roja. Dirección de carrera optó por reiniciar la prueba. Y ahí, como en los cuentos con segunda oportunidad, empezó otra carrera.
Para Bagnaia fue una maldición: se le escapaba un escenario perfecto para recortar puntos a sus rivales directos, que ya estaban fuera. Para Marc y Álex, en cambio, fue una bocanada de oxígeno. Aunque en la resalida no brillaron en la salida, supieron mantener la calma… y esperar su momento.
Bezzecchi, el inesperado verdugo de todos
Mientras los focos apuntaban a Fabio Quartararo —líder sólido tras la resalida— y a Pecco Bagnaia, que soñaba con remontar, la historia real se tejía en segundo plano. Fue Marco Bezzecchi quien terminó llevándose la victoria, firmando su mejor carrera en MotoGP y regalando a Aprilia su primer triunfo de la temporada. Con él, Johann Zarco y Marc Márquez completaron un podio tan sorprendente como merecido.
De la gloria al drama: Bagnaia y Quartararo, hundidos
Pecco Bagnaia tuvo su propia tragedia en tres actos: remontó, adelantó a Marc y parecía listo para pelear por el podio… hasta que una caída absurda lo dejó fuera. Su gesto, de rodillas en la grava, lo dijo todo: se le escapaban puntos valiosísimos y se acercaba, sin querer, al abismo.
A Quartararo, en cambio, lo traicionó la mecánica. Líder durante buena parte de la carrera, un fallo técnico lo dejó fuera sin previo aviso. El francés rompió en lágrimas. Porque no solo se le fue una victoria. Se le fue el respiro que Yamaha necesitaba como el agua.

El podio, premio a la osadía de Márquez
La lucha final por el podio fue de infarto. Franco Morbidelli, que venía remontando desde la 13.ª posición por una sanción, se plantó delante de Márquez y quiso colarse entre los tres mejores. Pero Marc, con esa mezcla única de sangre fría y locura necesaria para ser leyenda, le cerró la puerta sin pestañear. Y lo hizo al límite, sí, pero sin caerse. Esa tercera plaza es suya, y sabe a victoria.
Un GP de locos que multiplica la emoción del campeonato
Con once ganadores distintos en los últimos once GP en Silverstone, el circuito británico mantiene su aura de locura controlada. Este año, más que nunca. Marc Márquez, el piloto más laureado en suelo británico, volvió a hacer de superviviente en un mar de nervios y barro. La clasificación se aprieta, las emociones se disparan, y el Mundial vuelve a ser, por fin, impredecible.