Los efectos de la pandemia han establecido el caos en unas elecciones municipales francesas con récord de abstención
El coronavirus ha alterado el mundo tal y como lo conocíamos. Esto es innegable. La nueva normalidad, aunque tiene como objetivo parecerse a la antigua, sufre las consecuencias. Y en el mundo de la política se ha dejado notar y mucho. Al menos en las elecciones municipales en Francia, celebradas este domingo, Macron se ha visto claramente castigado.
Cuando las cosas se ponen difíciles, a lo largo de la historia, siempre afloran los radicalismos. Sea de derechas o de izquierdas, el caso es que se veía venir algo así. El primer efecto de la pandemia, más que castigar la gestión de Macron ha castigado su posición política.
Miedo a votar
Todavía está muy reciente la pandemia y por mucho que nos vendan normalidad, el hecho de salir con mascarilla, guardar la distancia de seguridad y evitar las aglomeraciones ha llevado a muchos franceses a tomar una decisión fatal.
Y es que se ha batido un récord histórico de abstención, con un porcentaje en torno al 60 por ciento. Ya dicen los expertos que la abstención en política siempre trae unas consecuencias devastadoras, y esto lo ha sufrido un Macron que ha visto cómo su partido perdía muchas y muy jugosas alcaldías.
Escalada de la ultraderecha
Para colmo de Francia, de Macron y de cualquier persona cabal que se precie, el partido radical de ultraderecha de Marine Le Pen se hizo con la alcaldía de Perpiñán, una ciudad de 100.000 habitantes cerca de la frontera española y bañada por el Mediterráneo.
El Frente Nacional se impuso con el 54 por ciento de los votos, por lo que la victoria de la ultraderecha fue clara y rotunda. Macron ya ha dicho que se va a reinventar para volver a contar con la confianza de los franceses en unas futuras elecciones.
