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Reto imposible en Pesadilla en la cocina provoca insultos de Chicote

El reconocido chef tendrá una tarea muy difícil en el Juan de Austria de Madrid, puesto que la actitud de los trabajadores no ayuda

Alberto Chicote es una de las grandes estrellas de La Sexta. Y lo es a pesar de que los capítulos que emite la cadena televisiva de Pesadilla en la cocina son repetidos. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, el programa del reconocido chef sigue siendo un éxito en audiencia gracias al carácter de Chicote.

Ahora, a apenas unas horas del reestreno de un nuevo episodio de Pesadilla en la cocina, hemos podido ver de qué capítulo se tratará. Alberto Chicote tendrá uno de sus retos profesionales más difíciles, puesto que los empleados del restaurante al que acudirá no le pondrán las cosas nada sencillas.

Pesadilla en la cocina
Alberto Chicote tendrá su reto más complicado en Pesadilla en la cocina

Pesadilla en la cocina, misión imposible en el Juan de Austria

En esta ocasión, Pesadilla en la cocina viajará hasta Madrid. Más concretamente, lo hará hasta el Juan de Austria, donde tendrá el difícil reto de reflotar un restaurante condenado al fracaso. Y es que los empleados del restaurante no están dispuestos a colaborar con el reconocido chef, algo que lo sacará de sus casillas.

Todo parecía indicar que rescatar al Juan de Austria resultaría tarea fácil para el ya experimentado Alberto Chicote, pero no sería así. A pesar de que el restaurante contaba con suficientes clientes, los empleados estaban empeñados en llevar el negocio a la quiebra con sus pocas ganas de trabajar.

Pesadilla en la cocina
El Juan de Austria pondrá las cosas muy difíciles a Alberto Chicote

Alberto Chicote, fuera de control

Debido a esto, Alberto Chicote volverá a mostrar lo peor de si, puesto que no soporta que los empleados no colaboren con él. Y es que, en el Juan de Austria, Alberto Chicote parece el primer y único interesado en reflotar el restaurante, ya que la actitud de los empleados dejaba bastante que desear, tal y como comprobó.

El restaurante se encontraba lleno, por lo que los clientes no paraban de pedir platos. Algo que saturó el servicio, pero no por ello los trabajadores no aceleraron el ritmo. Algo que no gustó nada a Alberto Chicote, que quedó totalmente alucinado con la actitud de una de las camareras, quien le preguntó si quería que llevara patines para darse más prisa.

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