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Salvador a lo loco en First Dates arrima cebolleta en el reservado

La cita se prendió como hoguera en el privado del restaurante

Muchas son las citas en First Dates que empiezan de manera sensual, pero muy pocas las que terminan con un final semi feliz, este fue el caso de Salvador y Lidia, que no se aguantaron las ganas en el reservado. Y cuando decimos que no se aguantaron, es porque ambos demostraron las ganas que tienen de amar y algo más.

La primera en llegar fue la madrileña, la cual llegó luciendo un bonito vestido de flores. La comensal opinó como deber ser una relación con ella. “En una relación soy bastante apasionada, me gusta echarle leña a la hoguera, que esté siempre activa y viva porque creo que es una de las mejores maneras de que funcione”.

reservado First Dates
El reservado fue toda una hoguera entre Lidia y Salvador.

La cita entre Salvador y Lidia empezó mal, pero se puso interesante en el reservado de First Dates

Salvador arribó al restaurante, y en su presentación comentó. ” Soy una persona muy ingenua porque pienso y creo que la gente va a ser igual que yo y me fio de todo el mundo, pero hoy por hoy no puedes hacer eso porque al final, tarde o temprano, te pegas el batacazo. Eso es lo que me ha pasado siempre”. La primera impresión del hombre no fue muy positiva en la madrileña, pues expresó, “parece de pueblo por su expresión corporal, como muy bruto”.

Cuando intercambiaban opiniones y visiones de la vida, se encontraron con el primer bache. La chica manifestó que no quería tener hijos, mientras que Salvador tenía dos. Sin embargo, la situación dio un giro a favor de ambos cuando decidieron ir al reservado. Lo que no pudo hacer con sus palabras, lo hizo con su habilidad para bailar bachata. El comensal demostró que era todo un experto en la danza. “Baila muy bien y eso en un hombre es de valorar” comentó Lidia.

Lidia tomó la iniciativa en el reservado y provocó un incendio en First Dates

Luego de bailar bachata, la chica se atrevió a abrir la bola del amor para saber que le tocaba hacer. “¿Lo leo o lo hago, que prefieres?”, el comensal se puso tan nervioso que no sabía que responder. Lidia se encargó de tomar la iniciativa, y le leyó cerca de su cara, “muerde suavemente el labio inferior”. La frase fue el banderazo para iniciar con uno de los momentos más calientes de la cita.

Luego del apasionado beso que se iba convirtiendo en algo más, era el turno para saber si habría una segunda cita o no. Salvador por su parte quiso volver a quedar, pues exclamó “me encantaría sorprenderla”. A pesar de la diferencia en opiniones con respecto a los niños, Lidia también aceptó en tener una segunda velada. “Me gustaría darle una oportunidad, aunque creo que le doy unas cuantas vueltas” sentenció la madrileña.

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