Doble 6-3 a Lajovic, y ni rastro de las lesiones
Roma, cuna de imperios y de remontadas épicas, recibió este sábado a un Carlos Alcaraz sin vendas, sin miedo y, sobre todo, sin síntomas. El murciano volvió al circuito con una autoridad que no necesita fanfarria: doble 6-3 al veterano Dusan Lajovic en apenas una hora y 21 minutos. Y con eso bastó para que el Foro Itálico se rindiera de nuevo ante su tenis de bisturí y trallazo.
Tenía motivos para el escepticismo quien pensara que las lesiones musculares —aductor derecho e isquiotibial izquierdo, como si el cuerpo le recordara que también es humano— podían empañar el regreso del número 3 del mundo. Pero si el cuerpo fue noticia en Madrid por su ausencia, en Roma lo fue por su silencio. Y eso, en un deportista, siempre es buena señal.
Lajovic, otra víctima conocida
El sorteo no fue amable con Lajovic. Se enfrentaba por quinta vez a un Alcaraz que ya lo tenía archivado en su lista de “rival conocido”. Y no en el buen sentido. El balance previo era de 4-0 y lo de hoy no ayudó a mejorarlo. El serbio, que llegó a ser top-25 en 2019 y hoy ronda el puesto 131, trató de contener al español como quien intenta frenar una tormenta con un paraguas del bazar.
Carlos arrancó con una ruptura inmediata, siguió con otra y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba 3-0 arriba. El 4-0 llegó con una dejada marca de la casa: esa que parece un descuido y es, en realidad, una trampa elegante. Lajovic respondió tarde, con orgullo, pero poco pudo hacer. El primer set fue una declaración de intenciones.
Segunda manga, mismo guion
La segunda parte del duelo mantuvo el tono: dominio claro, ejecución quirúrgica, algún despiste leve —como ese 0-40 desperdiciado que dio aire al rival— y, por supuesto, un final limpio, sin drama ni épica. El marcador global, 6-3 y 6-3, refleja algo más que una victoria: es una señal para el cuadro del torneo. Alcaraz está bien. Está fresco. Y está con hambre.
El murciano cerró el partido con un revés cruzado que dejó al público romano con ganas de más. Lógico: cuando Carlos entra en ritmo, el espectáculo no es solo técnico, también emocional. Juega con un aplomo impropio de su edad y una agresividad medida que recuerda a los grandes sin copiar a ninguno.

Siguiente parada: Michelsen o Djere
En tercera ronda espera el ganador del duelo entre el estadounidense Alex Michelsen (20 años, número 32 del mundo) y el serbio Laslo Djere (29 años, 64 del ranking). A Michelsen nunca lo ha enfrentado; a Djere, ya lo ha vencido dos veces. Pero la historia no importa tanto como la sensación: con este nivel, el mayor rival de Alcaraz podría ser el tiempo… o él mismo.
En el horizonte, una final contra Jannik Sinner, el chico de casa. Pero antes, hay camino. Y si este primer paso sirve de termómetro, podemos decir que el motor de Carlos no solo ha arrancado: ha vuelto a rugir.