Con solo 22 años, el murciano conquista por segunda vez el US Open y confirma que la nueva era ya tiene dueño
Carlos Alcaraz se abrazó a su padre, a su hermano y a su entrenador con lágrimas en los ojos. No era para menos: acababa de conquistar su sexto Grand Slam y recuperar el número uno del mundo derrotando a Jannik Sinner en la final del US Open (6-2, 3-6, 6-1, 6-4). Una escena de épica cotidiana ya en su carrera, porque el murciano parece haber convertido lo extraordinario en costumbre.
Su palmarés, que da vértigo solo de leer, condensa en apenas tres años lo que otros tardan una década en lograr:
- US Open 2022 (con 19 años, frente a Ruud).
- Wimbledon 2023 (con 20, frente a Djokovic).
- Roland Garros 2024 (con 21, frente a Zverev).
- Wimbledon 2024 (otra vez ante Djokovic, con 21).
- Roland Garros 2025 (con 22, ante Sinner).
- US Open 2025 (con 22, también frente a Sinner).
La cronología no es solo un recuento de títulos: es la biografía acelerada de un fenómeno.
La final que confirma una rivalidad
El duelo con Sinner ya es el relato central del tenis contemporáneo. El italiano, que llegaba con la misión de frenar el ascenso del murciano, volvió a caer en una final que reafirma la jerarquía de Carlitos. Hubo resistencia, hubo intercambio de golpes y hasta un set para Sinner que pareció abrir grietas. Pero Alcaraz respondió con esa mezcla de potencia e imaginación que le distingue: un tercer set arrollador y un cuarto set controlado con madurez de veterano.
El murciano que ya escribe historia
A los 22 años, Alcaraz tiene seis grandes y dos US Open en su vitrina. Se coloca en la senda de los gigantes Federer, Nadal, Djokovic pero con la frescura de quien todavía se asombra de su propio destino. En el box, entre abrazos y lágrimas, se resumía la historia: un chico que salió de El Palmar y que hoy manda en el tenis mundial.
Nueva York lo vio coronarse con 19 años en 2022 y ahora lo recibe como un monarca consolidado. La diferencia no es solo el número de títulos, sino la convicción: Alcaraz ya no es el futuro, es el presente absoluto del tenis.
