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Carlos Alcaraz puede hacer olvidar pronto a Rafa Nadal

En ausencia de Rafael Nadal, el dominio de la tierra batida parece buscar nuevo heredero. Carlos Alcaraz, se presenta en Roland Garros como la figura más prometedora para ocupar ese trono simbólico

La ausencia de Rafael Nadal en Roland Garros no es solo una baja deportiva, es el eco solemne de una era que agoniza. Ver el cuadro del torneo sin su nombre es como recorrer una catedral sin vitrales, sigue siendo majestuosa, pero algo esencial falta. Y sin embargo, en esa nave vacía ya resuena otro nombre con fuerza tectónica, Carlos Alcaraz. El murciano no ha pedido el trono, pero el polvo de ladrillo parece empujarlo hacia él, como si la tierra misma reconociera a su nuevo dueño.

Con solo 22 años edad en la que muchos aún dudan entre la pizza congelada o aprender a cocinar, Alcaraz ya ha dibujado su perfil en los muros de la Philippe Chatrier. Diez títulos sobre arcilla en apenas 30 intentos no hablan de promesa, sino de imperio incipiente. En 2025, su hoja de ruta es casi insultante por su eficiencia, 15 victorias, una única derrota, y eso con la rodilla cojeando. La regularidad no suele ser sexy, pero cuando se combina con un talento feroz y una sonrisa desarmante, se vuelve una amenaza para la historia misma.

Carlos Alcaraz
Títulos que consolidan su reinado sobre arcilla

Un conquistador precoz del polvo de ladrillo

Desde Umag hasta París, pasando por Madrid y Buenos Aires, Alcaraz ha convertido cada torneo en un laboratorio donde refina su dominio. Diez de sus diecinueve títulos han llegado sobre arcilla, como si esa superficie le hablara en un idioma materno. La final del Roland Garros 2024 ante Zverev fue una sinfonía de cinco movimientos, con un cierre épico que hizo olvidar, por un momento, que Nadal alguna vez fue invencible ahí. ¿Irreverente? Tal vez. ¿Necesario? Sin duda.

Pero lo que realmente inquieta no son solo los títulos, sino su obsesiva consistencia. Alcaraz no solo gana, aparece, se impone, permanece. En la mitad de sus torneos sobre arcilla ha alcanzado la final, como si estuviera suscrito al desenlace. Incluso sus derrotas Río, Hamburgo, Barcelona llevan la huella de un gladiador que no cede fácil, y su plata olímpica en París sugiere que el chico no solo colecciona trofeos, también símbolos.

De la sombra de Nadal a la luz propia

Nadie puede escapar a la comparación, Rafael Nadal es a Roland Garros lo que el sol es al mediodía. Su récord de 14 títulos en París y sus 63 coronas en arcilla lo hacen más mito que mortal. Pero Alcaraz, en apenas cinco participaciones, ya ha tejido su propio relato. De una tercera ronda tímida en 2021 al título en 2024, su ascenso parece más un destino que una sorpresa. Y en 2025, todo apunta a una revalidación que no sería escándalo, sino lógica.

¿Puede Alcaraz hacernos olvidar a Nadal? Sería una injusticia pedirlo. Pero puede, quizás, obligarnos a mirar hacia adelante sin nostalgia. Como esos hijos que no reemplazan a sus padres, pero que logran que uno deje de mirar el álbum de fotos para empezar a contar nuevas historias. Si Nadal fue un terremoto, Alcaraz es un río, diferente en forma, igual de imparable.

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