España se prepara para el fin de la era Scariolo en el banquillo nacional. Con el Eurobasket como su último reto, la Federación ya estudia quién tomará el relevo entre nombres de peso como Pablo Laso, Ibon Navarro y Chus Mateo
La despedida de Sergio Scariolo de la selección española no es solo un cambio de entrenador, es el final de una sinfonía que sonó durante más de una década con la precisión de un metrónomo y la pasión de un concierto improvisado. El italiano, que dirigirá su última función en el próximo Eurobasket, deja tras de sí una herencia de títulos, estabilidad y una identidad reconocible en la cancha. Ironías del deporte, a veces la victoria más grande de un seleccionador no está en la pizarra, sino en haber domesticado un vestuario repleto de egos sin que saltaran chispas.
Elisa Aguilar, presidenta de la Federación Española de Baloncesto, confirmó oficialmente que Scariolo bajará el telón tras ese torneo. No hay urgencia inmediata, cierto, pero sí una certeza que incomoda, encontrar a alguien capaz de mantener la grandeza sin convertirse en una sombra malograda del maestro. Porque, como ocurre con los sucesores de grandes líderes, la pregunta no es quién quiere ocupar el puesto, sino quién se atreve.
Los candidatos y sus contrastes
En esa baraja de posibilidades aparecen nombres que parecen sacados de dos escuelas distintas. Pablo Laso, el estratega consagrado, encarna la seguridad de lo probado: títulos con el Real Madrid, experiencia internacional, una pizarra que respira dinamismo. Hoy dirige al Baskonia, aunque su salida de Vitoria se intuye como esas tormentas de verano que todos huelen antes de que caiga la primera gota. La Federación lo ve como el relevo natural, un heredero que no necesita presentación.
Al otro lado del espejo está Ibón Navarro, el joven que simboliza el futuro. Con Unicaja ha logrado un crecimiento sostenido, un proyecto que, más que florecer, se ha vuelto resistente como esos árboles que crecen en suelos áridos. Pero su contrato hasta 2027 es una cadena que no todos quieren romper. La FEB duda de la compatibilidad de un doble cargo, aunque su nombre sigue retumbando con fuerza en los pasillos. Entre lo seguro y lo prometedor, la antítesis está servida: ¿continuidad sin riesgo o riesgo con esperanza?
La decisión que definirá una era
En las quinielas también asoma Chus Mateo, el técnico que ya sabe lo que significa ser sombra de Scariolo, pues lo acompañó como ayudante. Su relación con la selección y su salida próxima del Real Madrid lo convierten en un candidato con lógica. Y, sin embargo, la Federación parece preferir un perfil con más recorrido internacional, como si la experiencia fuera un pasaporte obligatorio para entrar en el club de entrenadores elegidos.
Todo apunta a que el Eurobasket no será solo un torneo, sino un ritual de paso. Scariolo se despedirá de su criatura, y España, de la seguridad de lo conocido. El banquillo quedará en manos de alguien que no solo deberá diseñar jugadas, sino también sostener el peso simbólico de un legado. Porque al final, elegir un seleccionador no es una simple decisión técnica, es apostar por un rumbo, por un estilo, por una forma de entender el baloncesto nacional. Y esa elección, como las más decisivas de la historia, marcará la diferencia entre recordar con nostalgia o volver a celebrar con orgullo.
