En Bilbao no se elige entrenador como en otros clubes. Aquí se elige continuidad, identidad o revolución. Y este verano, el banquillo de San Mamés es más que un cargo: es una declaración de intenciones
Ernesto Valverde, el técnico que ha devuelto la estabilidad, la competitividad europea y el orgullo a la grada, aún no ha renovado. Su contrato expira y su silencio, como siempre elegante, inquieta a la directiva. El club espera que siga, pero sabe que puede no hacerlo. Y por si acaso, ya baraja alternativas que no son simples nombres. Son símbolos.
En ese tablero, hay dos opciones claras: Andoni Iraola, el heredero moderno, y José Luis Mendilibar, el maestro sabio que nunca se fue del todo.
Valverde: continuidad, clase y duda existencial
El “Txingurri” ha hecho lo que pocos: devolver al Athletic al nivel europeo sin traicionar su estilo. Su tercera etapa ha sido discreta en los gestos pero brillante en resultados. Copa, Europa, fútbol serio. Pero también hay señales de desgaste. No ha dicho si sigue, pero el club ya planifica el “por si acaso”. Y eso, en Bilbao, pesa.

Iraola: el discípulo que espera en la Premier
Andoni Iraola ha brillado en Bournemouth. Tras un inicio difícil, su equipo ha acabado firmando una temporada notable en la Premier. Su estilo es agresivo, moderno, con alma de Bielsa y equilibrio de Valverde. Un discípulo de dos escuelas que en Bilbao son religión. La directiva le adora.
Pero hay un problema: los grandes ingleses también. El Tottenham ya lo ha sondeado. Y aunque el Athletic cuenta con el vínculo emocional —fue jugador emblema, canterano, capitán— no puede competir en músculo económico. Por eso le han pedido: espera a ver qué decide Valverde. Pero Iraola, si tiene una oferta Champions, quizá ya no quiera esperar. Además, no tiene aún experiencia europea como entrenador, algo que podría completar en 2026 si sigue creciendo en Inglaterra.
Mendilibar: el regreso del viejo sabio
Y aquí entra José Luis Mendilibar. Campeón de la Europa League con el Sevilla, curtido en mil batallas, rojiblanco desde la cuna. Ya entrenó al Athletic. Salió demasiado pronto. Y ahora, con su reputación intacta y su discurso sin artificio, podría volver para poner orden, carácter y sentido común.
Su nombre no despierta el mismo entusiasmo que Iraola. Pero despierta otra cosa: confianza. Legitimidad. ADN. Firmaría por un año, quizá como puente hacia el futuro. Quizá hacia Iraola. Quizá hacia otro.
Y hay quien lo ve como el Valverde de hace diez años: sin focos, pero con todo lo necesario.
Tres caminos, un mismo dilema
El Athletic no solo está eligiendo entre entrenadores. Está eligiendo entre la seguridad de lo conocido, la esperanza de lo nuevo y la sabiduría del pasado. Valverde es estabilidad. Iraola, futuro. Mendilibar, memoria.
Lo que ocurra en las próximas semanas —en Europa, en LaLiga y en los despachos de Ibaigane— definirá no solo quién se sienta en el banquillo de San Mamés… sino qué tipo de club quiere ser el Athletic en los próximos años.