Gaizka Garitano recupera la filosofía de Álvaro Cervera

El Cádiz CF ha recuperado su fortaleza en el Nuevo Mirandilla bajo la dirección de Gaizka Garitano, siguiendo la filosofía de Álvaro Cervera

El Cádiz CF vuelve a parecerse más a una fortaleza medieval que a un club de fútbol contemporáneo. En el Nuevo Mirandilla no entran goles rivales, solo victorias locales, como si el césped se hubiera juramentado con los aficionados para blindar cada partido. Gaizka Garitano, que muchos vaticinaban como un técnico demasiado ortodoxo, ha recuperado con destreza esa filosofía de resistencia que un día encarnó Álvaro Cervera, pragmática, sobria, pero terriblemente eficaz. No hay fuegos artificiales, pero sí resultados que iluminan la tabla.

Cinco jornadas bastan para advertir la paradoja gaditana, fuera de casa, empates resignados; en casa, autoridad incuestionable. Once puntos de quince posibles y un invicto que les coloca en la aristocracia provisional de la Segunda División. Una realidad que parece recordar a todo visitante del Mirandilla que aquí el fútbol es más bien una cuestión de identidad que de espectáculo, lo importante no es enamorar, sino sobrevivir.

Un bastión con memoria reciente

El calendario no miente. La última vez que el Cádiz perdió en casa fue en abril de 2025, cuando el Elche les arrancó un 0-1 tan doloroso como una herida abierta. Desde entonces, silencio absoluto para los rivales, seis victorias consecutivas que han convertido el estadio en una especie de fortaleza inexpugnable donde hasta los equipos con más aspiraciones acaban golpeándose contra el muro amarillo.

Basta repasar la lista de caídos para comprenderlo: Real Sporting, UD Almería, SD Huesca el curso pasado; CD Mirandés, Albacete y SD Eibar en el presente. Cada triunfo ha añadido un ladrillo más a ese muro invisible que hace del Mirandilla un territorio incómodo, casi hostil para quien osa visitarlo. Es curioso cómo un mismo campo puede ser cárcel para unos y refugio para otros.

Cádiz CF
Tras cinco jornadas disputadas, el Cádiz CF figura entre los tres equipos invictos de la categoría, junto a Real Valladolid y Deportivo de La Coruña.

Clave para el ascenso

En una categoría tan comprimida como la Segunda, donde la diferencia entre soñar con ascender y naufragar en la mediocridad es cuestión de centímetros, la regularidad en casa se convierte en oro puro. No basta con fichajes prometedores o discursos motivacionales, se necesita que el estadio respire al mismo ritmo que el equipo. Y el Nuevo Mirandilla, hoy, parece más un aliado que un simple escenario.

Mantener esta dinámica será un examen constante. Cada victoria en Cádiz no solo suma puntos, también multiplica la confianza y coloca una losa sobre los rivales directos. Porque el ascenso no se construye con gestas aisladas, sino con pequeñas victorias domésticas que, sumadas, se transforman en la escalera hacia Primera. El Cádiz lo sabe, para subir, primero hay que hacer de casa un reino inviolable.