El Cádiz CF vive un inicio prometedor en LaLiga Hypermotion, pero no todos los fichajes han respondido al mismo nivel. Mientras el equipo celebra su condición de invicto, tres jugadores recién llegados apenas cuentan para Gaizka Garitano
El Cádiz CF vive un arranque de temporada que roza lo utópico. Cuatro victorias en seis partidos lo mantienen invicto, abrazado a un liderato compartido que sabe a gloria para una afición acostumbrada a sufrir más que a celebrar. Gaizka Garitano, con la serenidad de un cirujano y el pulso de un marinero curtido, ha logrado que el vestuario respire aire nuevo tras un verano de turbulencias y mudanzas. La victoria en Málaga no solo trajo tres puntos, sino la sensación de que el equipo ha encontrado un pulso estable, casi como quien halla calma en medio de una tormenta que parecía interminable.
Pero toda luz genera sus sombras. Mientras la grada se deja la garganta y los titulares acumulan elogios, algunos recién llegados miran el césped con la misma cercanía con la que uno contempla un escaparate, muy de frente, pero intocable. El mercado trajo caras frescas, sí, aunque no todas lograron convertirse en piezas del engranaje. En este Cádiz vibrante, hay fichajes que viven la paradoja de pertenecer sin participar, de estar inscritos en la historia sin haber escrito aún una línea.
Fichajes invisibles: Moreno y Joaquín en la encrucijada
El caso de Jorge Moreno es paradigmático. Central procedente de Osasuna, con un curso interesante en Cartagena, ha sido convocado en cada jornada sin sumar un solo minuto. Su rol recuerda al de un espectador privilegiado, con asiento de lujo en el banquillo, uniforme impecable y la certeza amarga de que su protagonismo, por ahora, es tan testimonial como un figurante en una superproducción. En la retaguardia, donde se forjan las victorias y se apagan los incendios, Garitano aún no lo considera imprescindible.
Joaquín González, por su parte, vive una travesía similar. Llegó desde el Atlético de Madrid B, con la promesa de ser un revulsivo, pero sus apariciones han brillado por ausencia. Ni en pretemporada logró disipar las dudas ni en este inicio liguero se ganó un lugar. Entre molestias físicas y suplencias reiteradas, el mediocampista parece atrapado en ese limbo futbolístico donde la esperanza convive con la indiferencia. Su nombre se pronuncia en las alineaciones con la misma fugacidad que un eco: se escucha, pero no se queda.
El debut agridulce de Pelayo y un futuro en suspenso
Pelayo Fernández, al menos, rompió el hielo con un debut titular ante la Real Sociedad B. Aprovechó la baja de Kovacevic para mostrar sus credenciales, aunque la oportunidad dejó más interrogantes que certezas. Su actuación, lejos de convencer, recordó a esas pruebas de laboratorio que resultan inconcluyentes, hubo entrega, sí, pero la sustancia para repetir no apareció. Desde entonces, su nombre desapareció de las rotaciones, como si aquel estreno hubiera sido un ensayo sin continuidad.
Y así, mientras el Cádiz navega firme hacia sus ambiciones mayores, tres de sus refuerzos permanecen atados al banquillo como náufragos a una tabla. La temporada aún es joven, y el fútbol ese animal caprichoso acostumbra a dar segundas oportunidades. Pero el reloj no perdona, y cada jornada que pasa transforma la ilusión inicial en ansiedad contenida. Quizá, cuando llegue el invierno, el relato de Moreno, Joaquín y Pelayo sea distinto. Por ahora, su historia se escribe con tinta invisible.