El conjunto bilbaíno evidencia una alarmante falta de pegada y una pérdida de identidad que lo alejan del nivel mostrado en temporadas anteriores
El Athletic Club atraviesa un momento de clara regresión futbolística. Con solo nueve goles en nueve jornadas, el equipo de Ernesto Valverde muestra una versión gris, sin la energía ni la eficacia que lo caracterizaban en campañas pasadas. El empate frente al Elche ha dejado más dudas que certezas y ha confirmado una tendencia descendente tanto en juego como en confianza.
Un Athletic sin mordiente ni soluciones ofensivas
La falta de acierto en ataque es el síntoma más visible del problema. Iñaki Williams, referencia habitual, atraviesa una etapa improductiva: corre, presiona y recupera balones, pero sus acciones terminan en nada. Maroan, fichaje que generó expectativas, apenas duró un partido como titular, mientras que Guruzeta ha desaparecido del once y de la dinámica ofensiva.
A ello se suma la irregularidad de Oihan Sancet y Nico Williams, futbolistas diferenciales que se pierden tres de cada cuatro partidos por molestias o decisiones técnicas. El resultado es un equipo que llega poco, define peor y transmite la sensación de estar estancado en un modelo previsible, fácilmente neutralizable por los rivales.
Falta de evolución táctica y previsibilidad en el juego
Los adversarios ya han descifrado al Athletic. Cuando el conjunto de Valverde intenta presionar alto, los contrarios aprovechan su espalda con transiciones rápidas; cuando busca elaborar, la doble marca sobre Nico y Sancet ahoga las ideas en campo rival. La consecuencia: un fútbol plano, sin sorpresa ni alternativas.
A pesar de contar con buenas noticias el crecimiento de Jaure, la solidez de Rego o el regreso de Laporte, el equipo no logra encontrar continuidad. La participación en la Champions League, lejos de impulsar al grupo, parece haber desgastado su físico y su claridad táctica.
El punto ante el Elche, mejor que las sensaciones
El empate en el Martínez Valero sirvió más para contener daños que para reforzar convicciones. Valverde insistió en valorar el esfuerzo y la igualdad del duelo, pero lo cierto es que el Athletic está flojo, en todos los sentidos: en ataque, en intensidad y en mentalidad.
El conjunto rojiblanco necesita una reacción inmediata si no quiere quedar descolgado en la lucha europea. Sin evolución táctica ni soluciones ofensivas, el riesgo de que la temporada se convierta en un ejercicio de frustración es cada vez mayor.