El guardameta rojillo sostiene al equipo con números de élite, pero las estadísticas revelan una preocupante falta de equilibrio entre ataque y defensa
El CA Osasuna vive una contradicción futbolística evidente: tiene uno de los porteros más solventes de LaLiga, pero un rendimiento colectivo cada vez más frágil. Los datos confirman que la dependencia del conjunto navarro respecto a Sergio Herrera es creciente, una señal que, lejos de reforzar la solidez defensiva, subraya la falta de equilibrio estructural en el proyecto de Alessio Lisci.
Sergio Herrera, el salvavidas de Osasuna
Los números son elocuentes. En la pasada temporada, Osasuna fue el cuarto peor equipo en balance de tiros a puerta a favor/en contra (-59). En la actual, es el tercero peor, con un diferencial de -20, lo que proyectado a 38 jornadas supondría un preocupante -84. El equipo concede en torno a cinco tiros a puerta por partido, una cifra demasiado alta para sostener resultados positivos de forma constante.
Aun así, Sergio Herrera ha mantenido al equipo con vida. En la 2024-25 fue el segundo portero con más paradas de LaLiga (131), solo por detrás de Joan García (140). En la presente, ya suma 36 intervenciones decisivas, de nuevo entre los líderes de la competición, solo superado por Aarón Escandell (47). Además, su ratio de acierto ante los rivales un 20% de tiros a puerta convertidos en gol es el mejor de toda la liga, mejorando su ya notable 27% del curso pasado.
Herrera también destaca en las salidas fuera del área, siempre entre los tres primeros de la liga en distancia media recorrida y en número de acciones anticipadas. Si Osasuna tuviera un guardameta menos agresivo, las cifras de tiros recibidos y goles encajados se dispararían.
Un ataque que no acompaña los esfuerzos del portero
El problema del equipo rojillo no reside bajo palos, sino en su incapacidad para generar peligro. En acciones de creación de tiro, ha pasado de ser el 13.º clasificado (19,1 por partido) la temporada pasada al 18.º (15,6) en la actual. En acciones de creación de gol, el desplome es aún mayor: de 2,16 a 1,33 por encuentro, solo superando a Girona y Oviedo.
Osasuna apenas promedia 2,78 tiros a puerta por partido, su peor registro en este siglo en Primera División. Además, es el tercer equipo que menos lanza y el tercero con peor porcentaje de acierto, con solo un 29% de sus tiros dirigidos entre palos, de los cuales apenas el 28% terminan en gol, frente al 35% del curso anterior.
Un desequilibrio que limita el crecimiento rojillo
Las tres victorias de Osasuna esta temporada han llegado únicamente en partidos en los que ha superado al rival en tiros a puerta, lo que confirma la dependencia directa entre eficacia ofensiva y resultado. Sin embargo, la tendencia general muestra un equipo sostenido por su portero más que por su sistema.
El mérito de Sergio Herrera es indiscutible, pero su sobrecarga de protagonismo refleja un problema estructural. Osasuna compite cada semana al filo del alambre: mientras Herrera responde con actuaciones sobresalientes, la falta de ideas y precisión en ataque compromete el rendimiento colectivo.