El Betis y la Real Sociedad abren la jornada 5 de LaLiga en La Cartuja con urgencias y bajas clave, en un duelo marcado por la sociedad ofensiva de Abde y Antony
La Cartuja abrirá sus puertas este viernes para un duelo que parece más un espejo roto que un enfrentamiento de fútbol, Betis y Real Sociedad, dos equipos que se asemejan en sus carencias tanto como en sus aspiraciones. Los verdiblancos llegan con seis puntos, modestos pero suficientes para flotar en esa cómoda mediocridad que permite soñar sin miedo a caer. Los donostiarras, en cambio, arrastran el lastre de dos puntos en cuatro jornadas, una racha que pesa como plomo en un barco que amenaza con encallar demasiado pronto.
Ironías de la vida, el Betis, un equipo acostumbrado a convivir con las lesiones, se encuentra mejor posicionado en la clasificación que una Real Sociedad que, en teoría, tiene más banquillo y más proyecto. El contraste es casi literario, quienes caminan con muletas parecen bailar mejor que quienes entrenan con todos los recursos a disposición. Así, el partido se convierte en una suerte de laboratorio para medir resistencia más que brillantez.
Betis: una orquesta afinada a pesar de las cuerdas rotas
Manuel Pellegrini dirige esta semana su partitura con más calma que de costumbre. El calendario, generoso por una vez, le ha regalado seis días de margen sin viajes europeos ni fatigas añadidas. Con Isco descartado hasta noviembre y Ricardo Rodríguez fuera hasta octubre, el técnico chileno debe improvisar como un jazzista en plena improvisación. Bartra en duda, Junior ocupando el lateral izquierdo y un ataque donde Abde y Rodrigo Riquelme se disputan el rol de protagonista.
Lo curioso es que, en la adversidad, el Betis parece ganar cohesión. La ausencia de grandes estrellas fuerza a que todos giren en torno a la misma idea colectiva. Lo Celso, descansado tras rotar frente al Levante, podría recuperar su rol de brújula en el mediocampo. Y Abde, con esa mezcla de vértigo y descaro, podría convertirse en la chispa que encienda el duelo. El Betis, más que un ejército, se asemeja ahora a una guerrilla, no tiene artillería pesada, pero sí rapidez y astucia.
Real Sociedad: entre el miedo y la máscara
La Real Sociedad llega con la moral golpeada y el cuerpo aún más maltrecho. Oskarsson, Herrera y Rupérez permanecen en la enfermería, y Sergio Francisco debe recomponer su once con piezas que parecen de un puzzle de segunda mano. La nota positiva, casi anecdótica, es la vuelta de Brais Méndez, dispuesto a jugar con máscara protectora tras superar una fractura nasal: un símbolo perfecto de lo que vive el equipo, obligado a tapar sus heridas mientras sigue en pie.
El técnico experimenta en busca de fórmulas que rompan la apatía. Aihen tiene la misión ingrata de frenar a Antony, mientras Soler o el propio Brais aportarían músculo y pausa en el mediocampo. Kubo y Aramburu, ausentes en el último partido, regresan para dar frescura, aunque la defensa aún transmite más dudas que certezas, Jon Martín y Caleta-Car se alternan un lugar que ninguno parece merecer del todo. En definitiva, la Real Sociedad entra al partido como quien sube al ring con vendas flojas, con esperanza, sí, pero también con miedo a que la primera embestida lo deje sin aire.