El Real Betis se prepara para un cambio clave en su plantilla: la posible venta de Natan y la incorporación de Luiz Felipe del Rayo Vallecano, una estrategia que combina ambición deportiva y planificación económica
El Real Betis Balompié llega a su cita contra el Levante con la incómoda sensación de que no se juega solo un partido, sino un examen de conciencia. Tres puntos pueden sonar a botín mínimo, pero en este contexto pesan como una losa, significan cortar una racha peligrosa o hundirse en la arena movediza de la duda. Lo curioso y lo dramático es que el fútbol se alimenta de estados de ánimo tanto como de goles. Una victoria insufla vida, una derrota ahoga en silencio.
La afición, siempre entre la fe y la impaciencia, observa con la mezcla habitual de esperanza y reproche. El Betis no puede permitirse un paso en falso si de verdad quiere acariciar la promesa de Europa. El encuentro contra el Levante es, en apariencia, un domingo cualquiera de liga; en la práctica, es la cuerda floja sobre la que se balancea todo un proyecto deportivo.
Negocio con balón: la estrategia verdiblanca
En los despachos del Villamarín, el fútbol se juega con otra pelota: la de los balances financieros. Allí se diseñan planes que no solo buscan victorias sobre el césped, sino también plusvalías en el mercado de fichajes. El objetivo declarado es alcanzar los puestos de Champions, pero con una salvedad casi paradójica: el éxito deportivo debe caminar al ritmo del éxito económico. Como si la gloria europea y el Excel del director financiero fueran, al final, compañeros inseparables.
La dualidad entre negocio y pasión se hace visible en cada movimiento de mercado. Rechazar ofertas millonarias no siempre es un acto de romanticismo deportivo, sino un cálculo frío: conservar al jugador hoy para venderlo mañana más caro. Así, el club convierte a sus futbolistas en algo más que piezas tácticas; son también activos financieros, como acciones que suben o bajan según el marcador del domingo.
El caso Natan y el horizonte de Luiz Felipe
La historia reciente de Natan encarna a la perfección esta lógica. El pasado verano, la Premier League llamó a la puerta con una oferta de 27 millones. El Betis dijo no, y el jugador también. ¿Fidelidad? Tal vez. ¿Estrategia? Sin duda. Con una cláusula que roza los 40 millones, el plan es venderlo en un futuro cercano y, mientras tanto, disfrutar de su talento en la defensa. Un negocio envuelto en épica verdiblanca.
El recambio ya tiene nombre: Luiz Felipe, hoy en el Rayo Vallecano, mañana vestido de verde y blanco. Llegaría libre, casi como un guiño al pragmatismo. Vender caro y fichar gratis, la alquimia moderna del fútbol. En ese vaivén de salidas y llegadas se dibuja la hoja de ruta de un club que intenta ser competitivo sin hipotecar su estabilidad, como un malabarista que lanza cuchillos al aire con una sonrisa forzada.