El Real Betis ha decidido dar libertad a Pablo García para participar en el Mundial Sub-20 de Chile, un torneo que representa una oportunidad clave en su proyección internacional
El fútbol, siempre tan generoso con sus paradojas, coloca al Real Betis en una encrucijada, perder a su goleador de futuro para exhibirlo en un escaparate global. Pablo García, el delantero que se cansó de celebrar tantos en el pasado Europeo Sub-19, tiene vía libre para vestir la camiseta de España en el Mundial Sub-20 de Chile. El club verdiblanco no pondrá trabas, acaso porque sabe que hay gestos que pesan más que tres puntos en la clasificación.
Sin embargo, la decisión acarrea un coste evidente. De ser convocado por Francisco Gallardo, seleccionador español, García se ausentará en cinco partidos que no admiten descuido, tres jornadas de Liga ante Osasuna, Espanyol y Villarreal y dos noches europeas frente a Nottingham Forest y Ludogorets. Un sacrificio que recuerda a esos padres que dejan marchar a su hijo a estudiar al extranjero, saben que lo perderán un tiempo, pero regresará con un bagaje que ninguna clase local puede otorgar.
Entre la vitrina internacional y la necesidad doméstica
La apuesta del Betis no es menor. A diferencia de gigantes como el Real Madrid, que blindan a sus perlas como Franco Mastantuono con celo casi paternalista, los verdiblancos han decidido abrir la jaula. Quizá porque entienden que el pájaro necesita volar más alto si se quiere medir con las águilas. La Selección Sub-20, además, se encuentra huérfana de gol tras la lesión del madridista Rachad Fettal, y la llegada de García se percibe como un salvavidas necesario.
Manu Fajardo, director deportivo bético, lo explicó con palabras que mezclan orgullo y pragmatismo, la convocatoria sería un premio a la cantera y un peldaño imprescindible en la maduración del delantero. En un fútbol donde lo inmediato devora lo esencial, apostar por la formación es casi un acto de resistencia. Y Fajardo, consciente de la fragilidad de estos equilibrios, dejó entrever que la prioridad no es solo el resultado del domingo, sino la construcción de un legado.
La otra cara: lesiones y oportunidades inesperadas
Pero donde hay un ascenso, suele esconderse un tropiezo. El canterano Dani Pérez, centrocampista de la última lista Sub-20, se quedó fuera del escaparate internacional por una inoportuna lesión muscular en el derbi de filiales. Su historia recuerda que el fútbol, tan dado a la épica, también se escribe con lágrimas discretas en la camilla. “Dani volverá más fuerte”, aseguró Fajardo, como quien sabe que el carácter se forja más en los contratiempos que en los aplausos.
En paralelo, otro nombre asoma como posible beneficiado, Ismael Barea, cedido en el Mirandés, podría entrar en la convocatoria y mantener el sello verdiblanco en el torneo. El destino, caprichoso como siempre, abre y cierra puertas con la misma facilidad con la que los aficionados cambian de cántico. Entre ausencias y oportunidades, el Betis demuestra que su cantera no es solo un vivero de promesas, sino también un espejo de la vida: unas veces toca esperar, otras volar, y siempre levantarse.