El futuro de Umar Sadiq parecía estar lejos de la Real Sociedad, pero tras un verano lleno de incertidumbre y ofertas frustradas, el delantero nigeriano se reincorpora al equipo como una opción más para Sergio Francisco
El fútbol, como la vida, tiene la extraña costumbre de dar giros cuando la trama ya parecía agotada. Umar Sadiq, el delantero nigeriano que todo el verano estuvo con un pie fuera de Anoeta y otro en cualquier destino soleado del Mediterráneo o del Golfo, vuelve a colocarse la camiseta txuri-urdin. El hombre que se convirtió en un enigma, casi en un fantasma de mercado, regresa ahora como la carta que Sergio Francisco no pensaba tener en su baraja. Ironías del fútbol, quien parecía descartado puede terminar siendo el salvavidas.
El llamado caso Sadiq ha sido un drama veraniego con tintes de comedia. Valencia lo quería, Girona lo tanteó, y Arabia, Turquía o Qatar se asomaron al horizonte con sus cantos de sirena millonarios. Ninguna puerta terminó de abrirse. Un jugador que parecía destinado a volar se quedó varado, como ese viajero que llega tarde al avión y, resignado, regresa al mostrador para pedir un café. Y así, entre rechazos y dudas, Anoeta vuelve a ser su casa.
Un verano en suspenso
La pretemporada de la Real Sociedad fue cualquier cosa menos plácida. Sadiq entrenaba al margen, como quien espera una mudanza que nunca llega, mientras el equipo construía su forma en silencio. El futuro del delantero oscilaba como un péndulo entre rumores y titulares, generando más tensión que certezas. En la grada y en los despachos, nadie sabía si verlo en San Sebastián sería un acto pasajero o un recuerdo ya imposible.
El final fue menos épico que la novela previa, los clubes interesados no convencieron, las ofertas no despegaron y, para cuando el jugador reconsideró opciones, ya era tarde. El fútbol no espera y el tren que parecía destinado a llevarlo a Girona se marchó sin mirar atrás. Esa es la paradoja de Sadiq, tanto ruido para acabar en el mismo lugar, aunque quizá con la oportunidad de empezar de nuevo.
El desafío de volver a empezar
Sergio Francisco lo sabe, integrar a Sadiq no será tarea sencilla. El delantero no llega en plenitud física ni anímica, y la desconfianza que se siembra en los meses de incertidumbre cuesta más de lo que se entrena. Pero con el mercado cerrado en Europa y solo Catar aún con las persianas levantadas, la única salida posible se aplaza a enero. Hasta entonces, Sadiq tendrá que dejar de ser una incógnita y transformarse en recurso.
El entrenador irundarra, sin embargo, mantiene la fe. Reconoce que el objetivo inmediato es simple, devolverle la condición necesaria para competir, para volver a correr con la alegría de quien sabe que todavía hay minutos por ganar. Tal vez sea la próxima semana, tal vez un poco más tarde. Lo cierto es que, tras semanas de invisibilidad y sin dorsal fijo, el nigeriano vuelve a ser parte del relato donostiarra. Y como suele ocurrir en el fútbol, a veces el desenlace menos esperado es el que termina escribiendo las páginas más memorables.