El Rayo Vallecano y el Sevilla FC se citan en Vallecas con la urgencia de sumar tres puntos que alivien sus dudas en LaLiga. Ambos llegan necesitados de una victoria que les permita recuperar confianza y encauzar la temporada
El Estadio de Vallecas se prepara para un domingo que huele más a supervivencia que a celebración. Rayo Vallecano y Sevilla FC llegan con las mochilas cargadas de dudas, como estudiantes que han estudiado poco antes del examen final. Ninguno de los dos equipos puede permitirse el lujo de otro tropiezo. La temporada apenas ha comenzado y ya amenaza con dejar cicatrices. La paradoja es cruel, en una competición larga como LaLiga, el tiempo parece escurrirse con la misma prisa que un contraataque de Álvaro García.
Íñigo Pérez, debutante en estas lides como primer entrenador, busca todavía la fórmula alquímica que transforme la ilusión inicial en victorias palpables. Las lesiones en la zaga, Luiz Felipe y Abdul Mumin han convertido la defensa en un rompecabezas con piezas que no siempre encajan. En medio de esa fragilidad, Jorge De Frutos ha emergido como inesperado faro ofensivo, un extremo reconvertido en delantero centro, tan móvil como incómodo para los rivales, símbolo de que en el fútbol, como en la vida, las adaptaciones forzosas a veces resultan brillantes.
Sevilla: entre la esperanza y la sospecha
El Sevilla de Quique Sánchez Flores encarna esa antítesis tan española: el optimismo que se alimenta de una derrota. Cayó en la última jornada, sí, pero dejó la sensación de estar encontrando un camino. La vuelta de Soumaré junto a Joan Jordán promete dotar al centro del campo de la serenidad que el club andaluz lleva tiempo buscando, como quien intenta calmar un vendaval con un abanico. En ataque, Lukebakio y En-Nesyri parecen destinados a formar una sociedad basada en la velocidad y el instinto goleador.
Claro que las buenas intenciones se ven lastradas por ausencias que pesan más que cualquier discurso motivador. Ocampos, sancionado, estará fuera de la ecuación, y sin él el Sevilla pierde no solo un extremo, sino un generador de vértigo. Marcao y Nyland completan la lista de bajas, dejando en evidencia una defensa que se tambalea entre la juventud de Kike Salas y la veteranía de Sergio Ramos. Una disyuntiva que, en sí misma, resume el dilema del club, presente frágil o pasado glorioso.
Las piezas clave y la batalla emocional
El duelo no se entiende sin nombres propios. En el Rayo, Jorge De Frutos se erige como el jugador a seguir, con una capacidad de adaptación que recuerda a los improvisadores del teatro clásico, entra en escena, cambia el libreto y consigue que todo gire a su alrededor. A su lado, Álvaro García sigue siendo ese puñal que atraviesa defensas con la insistencia de una gota cayendo sobre la piedra. En Sevilla, Djibril Sow representa el motor silencioso de las transiciones, el engranaje que nadie celebra pero sin el cual el mecanismo no funciona.
Al final, más allá de las pizarras tácticas o los nombres rutilantes, el partido se decidirá en un terreno más difuso, la urgencia. Vallecas será testigo de un choque donde los nervios jugarán tanto como las piernas, donde la presión psicológica puede pesar más que los kilos de músculo. Es, en suma, un pulso entre dos equipos que miran al futuro con miedo, pero que este domingo solo tendrán una opción, vencer para seguir respirando.
