Mientras Stroll prueba las mejoras sin convencer, Fernando saca petróleo del coche antiguo… y deja el debate abierto
Fernando Alonso vuelve a demostrar que lo suyo va más allá del material que tenga entre manos. En los Libres 2 del GP de Emilia-Romagna, el asturiano volvió a hacer magia: con el Aston Martin “viejo”, el mismo que corrió en Miami, terminó por delante de Lance Stroll, que llevaba las esperadas mejoras.
Una vez más, Fernando aparece como ese piloto de otro tiempo que convierte lo insuficiente en aceptable, que lee los viernes como un ingeniero disfrazado de piloto y que, cuando hay que sacar conclusiones, se limita a conducir mientras los demás corren tras la incertidumbre.
“Una prueba concienzuda y a fondo”
Así lo definió Andy Cowell, director de Aston Martin, antes de empezar el fin de semana. No prometía milagros. Ni puntos. Ni décimas. Solo una evaluación rigurosa del nuevo paquete aerodinámico. La frase escondía una trinchera: si no funciona, al menos dijimos que era una prueba.
Pero el primer veredicto sobre el asfalto no invita al entusiasmo. Alonso fue 14º con neumático medio, 0.936 segundos por detrás del mejor tiempo, firmado por Oscar Piastri. Stroll, con las nuevas piezas y gomas blandas, solo pudo ser 17º, a más de una décima de Fernando. La lógica debería haber sido al revés.
Nadie en Aston Martin ha confirmado si el rendimiento real respalda esa lectura, pero desde fuera la foto es clara: Fernando volvió a ser más rápido sin estrenar nada.

Alonso, viejo zorro del túnel de viento
Alonso ya lo avisaba el jueves, sin rodeos ni dramas:
“La experiencia nos dice que las piezas nuevas no siempre mejoran”.
No lo decía con escepticismo. Lo decía con esa mezcla de lucidez y resignación que solo tienen los que llevan veinte años en este negocio. En Aston Martin se le escucha. Mucho. Pero también saben que el desarrollo del coche tiene sus tiempos, sus errores y sus fe de erratas.
Por eso, no está claro si las mejoras seguirán el resto del fin de semana. Y eso, en un equipo que lucha por no caer al vagón de cola del Mundial, es un síntoma.
Piastri impone su ley y Sainz sufre
Mientras tanto, Oscar Piastri sigue con el martillo pilón. El australiano, líder del campeonato, fue el más rápido en Imola, con solo 0.025 segundos sobre Norris, pero con un ritmo de carrera que apunta a otro paseo de McLaren. Red Bull, con laterales nuevos, no inquieta. Mercedes, directamente, no aparece.
Carlos Sainz, por su parte, terminó 10º con blandos, pero fue segundo con medios en un stint muy sólido. Le faltó clavar la vuelta final, como a muchos. Su Ferrari, de momento, no encuentra ni el equilibrio ni la contundencia esperada.
¿Y Alonso?
Alonso fue Alonso. Ese piloto que, incluso sin lo último, con el coche ya superado por el calendario, consigue estar donde no debería. El que exige con calma, que no se desespera con lo que no depende de él, y que entiende que en Imola, como en la F1 en general, no todo lo nuevo es mejor.
Quizá Aston Martin no tenga el coche para competir arriba. Pero mientras Fernando esté ahí, no faltará quien mire la tabla pensando que aún puede pasar algo extraordinario. Aunque sea con piezas de hace dos carreras.