El túnel de viento no basta si el coche no responde en pista
Ferrari volvió de Imola con un sabor agridulce. El podio de Charles Leclerc y la remontada de Lewis Hamilton ofrecieron oxígeno, pero no despejaron las verdaderas incógnitas. Porque si algo quedó claro es que la Scuderia está lejos de poder pelear por el Mundial. No por falta de talento ni de historia, sino por un problema más elemental, la SF-25 no está a la altura técnica de sus rivales directos.
La clasificación en Imola fue un espejo doloroso. Ferrari perdió medio segundo por vuelta respecto a McLaren, su nueva némesis, y el dato es más alarmante si se compara con el año anterior. La SF-24 de 2024 habría sido medio segundo más rápida que el modelo actual en esa misma pista. No hay excusas posibles. Ni las nuevas gomas Pirelli, ni el calentamiento de los neumáticos, ni el tráfico justifican un retroceso tan marcado.

¿Dónde está el problema?
En Maranello lo saben, el coche pierde rendimiento cuando más lo necesita. Lo explicó sin rodeos Lewis Hamilton tras su remontada. “El coche empieza a funcionar cuando el depósito de combustible está casi vacío”. Traducción: la SF-25 solo rinde bien con poca carga, cuando ya es tarde para marcar tiempos. El equipo técnico, liderado por Loïc Serra, se enfrenta a una ecuación compleja. Las suspensiones actuales no logran mantener la estabilidad cuando el coche sufre transferencias aerodinámicas importantes como en las salidas de curva, lo que obliga a comprometer la altura del coche y, por tanto, su carga aerodinámica.
En clasificación, ese compromiso cuesta entre 15 y 20 puntos de carga. Demasiado cuando te enfrentas a McLaren, Red Bull o incluso Williams. La solución más inmediata está en camino, una nueva suspensión trasera que ya ha pasado por el banco dinámico y ahora se prueba en túnel de viento. Si todo va según lo previsto, estará lista para el Gran Premio de Gran Bretaña, en julio. Pero antes, llega Montecarlo, el sábado más importante del calendario, y Ferrari necesita una solución ya.
Volver al pasado para sobrevivir el presente
Para encarar las calles de Mónaco, la Scuderia ha decidido volver a montar el alerón trasero de 2024, aquel con el que Leclerc logró la pole y la victoria hace doce meses. Un movimiento desesperado, pero necesario. Montecarlo no perdona, quien no califique arriba, desaparece. A largo plazo, Ferrari centra sus esperanzas en el proyecto 2026, con los nuevos motores híbridos. Pero dejar morir la temporada actual sería entregar el alma antes de tiempo. Los puntos cuentan.
El prestigio también. Y si no hay mejoras inmediatas, hasta equipos como Williams podrían colarse por delante. Y mientras tanto, en Maranello se oyen murmullos. Dicen que alguien se arrepiente de no haber fichado a Adrian Newey, ahora flamante incorporación de Aston Martin. Porque en la Fórmula 1, como en la vida, el talento no se improvisa y los errores tampoco se olvidan.