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BBVA ante la amenaza fantasma de los neobancos

El avance de la banca digital supone un reto para la banca tradicional

Los neobancos suponen una amenaza a la que los gigantes de la banca tradicional como el BBVA no saben muy bien cómo hacer frente. No hay más que ver las maniobras de la entidad que preside Carlos Torres. Primero lo rechazaron, después entraron en el negocio y más adelante recogieron cable otra vez.

Nadie sabe muy bien qué hacer. El caso es que los neobancos es la gran irrupción de la última década en la banca. Ante una regulación más favorable a ofrecer servicios financieros por internet y unos hábitos de consumo más digitales han surgido numerosas compañías respaldadas por fondos de capital riesgo que han logrado licencia bancaria.

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Los neobancos una alternativa real a la banca tradicional

Los neobancos una amenaza real

Estos neobancos tratan de competir con una infraestructura mucho menos pesada contra la banca tradicional, obligando a entidades como el BBVA a espabilar para no perder su posición de privilegio. Porque los neobancos compiten sin necesidad de sucursales, de tanto volumen personal, de oficinas…

La modernidad ha normalizado que paguemos con el móvil, que no haga falta llevar tarjetas de dinero físicas ni efectivo, que no haga falta utilizar los cajeros automáticos… Es decir, que teniendo conexión a internet tenemos acceso al banco. Esta situación ha hecho que el BBVA reaccione como ha podido al boom de los neobancos.

La montaña rusa del BBVA con los neobancos

Ante esta nueva oleada, BBVA optó hace varios años por coger el toro por cuernos. Decidió entonces invertir dinero para acercarse al modelo y tomar posiciones accionariales por lo que pudiera pasar. Pero entre la finlandesa Holvi, el cierre de la estadounidense Simple y la decidión de no ejercer la opción de compra por la británica Atom Bank, se desvaneció.

Es decir, que la amenaza de los neobancos tiene despistado al BBVA. La realidad es que entraron en operaciones bastante inestables, que han terminado con pérdidas también en parte por los efectos de la pandemia. Sin embargo, nadie esconde que la competencia de estas nuevas entidades digitales suponen un problema para la banca tradicional.