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Gobierno de Pedro Sánchez empuja la final del Mundial a Marruecos

El Gobierno español no muestra apoyo para que el Bernabéu acoja el partido final del gran evento, mientras Macron aboga a Marruecos para la final del Mundial 2030

La decisión sobre la sede de la final del Mundial 2030 se ha convertido en tema de debate internacional, con el Gobierno español de Pedro Sánchez mostrando una postura pasiva respecto a la candidatura del renovado estadio Santiago Bernabéu, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, muestra su apoyo a Marruecos para acoger el evento. Según informes, el Santiago Bernabéu, que tras su reforma se posiciona como la instalación futbolística más moderna del mundo, es la opción favorita de la FIFA para la final.

El Gobierno español, a pesar de tener en Madrid una candidatura sólida y superior a cualquier propuesta marroquí, ha mantenido un perfil bajo en las negociaciones, dejando pasar la oportunidad de defender su posición ante la FIFA. Esta actitud contrasta con la necesidad de mostrar apoyo y realizar esfuerzos diplomáticos para asegurar que el Bernabéu sea el escenario elegido para el evento futbolístico más importante a nivel mundial.

final Mundial 2030
La presión política de Macron busca influir en la decisión final de la FIFA, apuntando hacia Marruecos en un gesto hacia el mundo árabe y francófono en la final del Mundial 2030.

Un Mundial entre continentes

La elección de España, Portugal y Marruecos como sedes conjuntas del Mundial 2030 promete ser un evento histórico por ser la primera vez que se organiza entre dos continentes. A pesar de esta innovadora propuesta, la asignación de la sede final se ha tornado complicada debido a las implicaciones políticas y diplomáticas que conlleva. La posibilidad de que el Bernabéu, un estadio con historia y completamente modernizado, albergue la final por segunda vez desde 1982, representa no solo un honor, sino también un desafío para el Gobierno español, que debe activarse y mostrar un interés claro por hacerse con esta oportunidad.

Este escenario global no solo destaca la capacidad de estos países para colaborar en un proyecto de tal magnitud, sino que también pone a prueba su habilidad para navegar en las complejas aguas de la política internacional. Con el mundo como testigo, la decisión sobre dónde se jugará la final del Mundial 2030 tiene el potencial de fortalecer lazos entre naciones y demostrar el poder unificador del deporte.

Un centenario repartido

La FIFA decidió honrar el centenario del Mundial permitiendo que Argentina, Uruguay y Paraguay, miembros de la candidatura rival, organicen los partidos inaugurales del torneo en 2030, reconociendo así el primer Mundial jugado en Uruguay en 1930. Este gesto hace aún más significativa la elección de la sede para la final, ya que España, Portugal y Marruecos no tendrán la oportunidad de albergar la apertura del evento.

La situación actual requiere de una acción decidida por parte del Gobierno español para defender la candidatura del Bernabéu y asegurar que la final del Mundial se juegue en un lugar emblemático y de gran importancia futbolística. La decisión final no solo afectará al mundo del fútbol, sino que también tendrá repercusiones culturales y políticas a largo plazo.

Jeremy de León Champions