Un acuerdo vendido como progreso, investigado como fraude
En 2021, Javier Tebas firmaba con sonrisa de notario satisfecho el acuerdo con CVC. “Histórico”, lo llamó. Medio siglo de ingresos hipotecados por 2.500 millones. Tres años después, la Audiencia Nacional admite a trámite una denuncia de Anticorrupción contra el fondo y su socio en España, Javier de Jaime, por fraude fiscal de 356 millones. Lo que se vendió como motor de futuro aparece ahora como un mecanismo de saqueo financiero. Ni revolución, ni modernización: opacidad, sociedades pantalla y un agujero que amenaza con arrastrar a toda la Liga.
Una patronal vaciada y un presidente blindado
El pacto creó LaLiga HoldCo, una mercantil controlada por CVC y diseñada para blindar a Tebas. Cargo vitalicio, consejo a medida y clubes reducidos a figurantes en su propia competición. La RFEF calificó el acuerdo de “totalmente ilegal” en 2021. Pero en 2024, bajo Pedro Rocha y Rafael Louzán, retiró las demandas y legitimó el apaño. La indignidad fue total: la federación que debía proteger el fútbol prefirió pactar con el poder. En Francia, el mismo modelo ya está bajo investigación judicial. En España, se repite la historia con el mismo guion.
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El espejismo roto: clubes endeudados, fútbol hipotecado
Algunos se negaron a entrar en el juego. El Levante advirtió que no sirve estrenar palcos si no se puede pagar la nómina. El Rayo Vallecano rechazó el dinero envenenado: mejor sobrevivir con dignidad que morir atado a un fondo. El resto firmó su propia condena. Hoy LaLiga está hipotecada, sus clubes encadenados a un socio que esquiva al fisco y un presidente que se aferra al sillón. El balance es demoledor: procesos judiciales, desprestigio institucional y un futuro maniatado.
El fútbol español merecía dirigentes, y recibió mercaderes. Merecía futuro, y recibió una deuda. El pacto Tebas–CVC no fue un error: fue una estafa con nombre y apellidos.