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Raúl Asencio inocente

Cuando no hay pruebas, pero sí sospecha

Una acusación puede volar más rápido que una sentencia. Y en el caso de Raúl Asencio, jugador del Real Madrid, esa velocidad se ha convertido en vértigo. Señalado por la presunta difusión de un vídeo íntimo con una menor de edad, el joven futbolista ha negado los hechos desde el primer momento. Y hoy, mientras el proceso judicial avanza con ritmo forense lento, minucioso, ajeno al ruido exterior, lo que crece no es la culpabilidad, sino la ausencia: de pruebas, de rastros, de certezas.

No hay imagen, no hay archivo, no hay huella

El caso, instruido por el Juzgado número 3 de San Bartolomé de Tirajana, está marcado por una paradoja: una acusación grave sin sustento material. Ni vídeo, ni capturas, ni registros digitales, ni indicios técnicos. Solo una denuncia sin respaldo documental ni pericial. Y en un proceso penal, eso debería ser suficiente para frenar el impulso punitivo. Debería.

Pero no lo es. Porque en esta era, la sospecha es viral y la presunción de inocencia… anecdótica.

EGD Real Madrid
El defensa central está en proceso judicial

Una defensa que no necesita estrategias: solo hechos

El entorno de Asencio lo dice con claridad: no grabó, no compartió, no tuvo conocimiento. No hay coartadas porque no hay acción. Y a cada día sin pruebas, su versión gana solidez, aunque no notoriedad.

Judicialmente, el caso apunta a una exoneración. Socialmente, el juicio ya se ha celebrado. Y eso es lo que duele. Porque limpiar el expediente es sencillo. Limpiar el nombre, mucho menos.

El tribunal de la opinión pública nunca archiva

Vivimos tiempos en los que basta una denuncia para provocar un linchamiento preventivo. La cautela ha sido sustituida por el clic, el matiz por el morbo. Y Asencio es el último en caer en ese limbo donde no eres culpable, pero tampoco inocente. Solo sospechoso perpetuo.

En teoría, la justicia debe actuar con pruebas. En la práctica, la sociedad actúa con titulares.

Una batalla que va más allá de la absolución

La investigación continúa. Pero si no hay pruebas, no habrá causa. El archivo es probable. La mancha, difícil de borrar. Porque aunque el juez lo absuelva, habrá quien no olvide lo que nunca ocurrió.

Y eso en un sistema que presume de moderno y justo sigue siendo una derrota.

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