La doble moral y tabúes ante el sexo reprimen producciones
A partir de aciertos y desaciertos como el de la compra de la Fox, la empresa Disney tendrá un duro dilema que contrasta con ciertos cánones establecidos por una sociedad que se quedó en el pasado y la cual se escandaliza por contenidos como Love Simon, una película que narra la historia de un joven que quiere exteriorizar su homosexualidad.
Según sondeos, la serie no es nada apta para menores de edad, su contenido expone materia sexual inapropiado y muy adulto para el público que generalmente Disney está acostumbrado a abordar. Por esta razón, la empresa se ve obligada a emitir dicha producción con un nombre distinto (Love Victor) y por una plataforma alterna de su dominio.
Dicha medida sorprende al mundo del entretenimiento, Disney de antemano tendría que tener en cuenta las variables de aceptación en espectadores tan conservadores como los que se suscriben a Disney+. Aunque en contraste con estrenos posteriores, en cine, por citar un ejemplo, esta se proyectó con calificación PG 13 (A partir de los 13 años).
Después de trabas y conflictos, actores de la nueva cadena de streaming han optado por realizar solicitudes específicas y claras a las directrices de la plataforma, que radican en el traslado a la plataforma Hulu, aludiendo a que sus contenidos no tienen por qué tener censura ni carecer de realidad.
Acorde a estas dinámicas de exposición, Disney+ se ve obligado a ser lo más meticuloso posible con los temas en cuanto a sexualidad refiere. La doble moral del público reprime la palabra sexo, pero al mismo tiempo ve con total normalidad asesinatos en serie como claramente se ven en Los Vengadores y Star Wars.
