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Despampanante italiana en First Dates quiere dar un braguetazo

Las intenciones oscuras de la hermosa comensal

Desde que Juliana entró por las puertas del restaurante de First Dates, todos exclamaron “que italiana más hermosa”. Lo cierto es que la comensal internacional si encantó a todos con su apariencia física, y su objetivo de encontrar el amor trascendía más allá de los sentimental. En pocas palabras, la trasalpina quería un chico de clase social alta y con un presente económico sostenible.

Juliana explicó que a pesar de ser italiana, habla muy bien español puesto que vivió durante 10 años en Venezuela. Sin embargo, decidió irse de Sudamérica por según ella intentaron secuestrarla. La comensal además comentó “Lo dejé hace poco con mi novio y es la primera cita que tengo desde entonces. A Zaragoza me fui a vivir porque estaba súper enamorada de mi ex y por él iba a donde fuera”.

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A Juliana, el madrileño le pareció un chico muy majo y “cayetano” pero Pablo no le gustó esta etiqueta.

La italiana también se mostró muy accesible en First Dates

A pesar que Juliana desveló que estaba buscando un chico de clase alta, también abrió sus puertas a otro tipo de hombre. “me gustan los chicos muy ‘cayetanos’, muy pijitos, que vistan con camisa, que les guste ir a restaurantes, no un chico de pueblo. Pero que, si no es así, también le daré una oportunidad”.

En ese momento llegó Pablo, un estudiante de economía y finanzas en Madrid, el cual contó que no le va muy bien en el amor. “a la que quiero, no me quiere, y la que me quiere, yo no la quiero. Pero ahora estoy soltero y abierto a conocer a nuevas personas”. Cuando se vieron cara a cara, el gusto físico parecía mutuo aunque hubo un detalle que no le gustó al madrileño.

A Pablo no le gustó que la italiana lo encasillará pero todo tuvo un final feliz en First Dates

Cuando ambos se encontraban cenando, Sobera se acercó para ver que todo fuese muy bien y le preguntó a Juliana. “¿Está en la categoría que hemos comentado?”. Ella respondió afirmativamente, “Es muy Cayetano”. El chico no le gustó para nada esa etiqueta. “No me gusta la connotación que tiene detrás, pero sí lo soy. Ese término no me gusta, pero sabía por dónde iba ella, que buscaba un chico educado y pijo, aunque esa denominación también tiene un significado malo hoy en día”.

Ella afincada en Zaragoza y él en Madrid, no fue impedimento para que ambos siguieran conociéndose afuera del dating show. La italiana fue la primera que dijo si a una segunda cita “me gustaría seguir conociéndolo, pero sin presión”. Pablo también accedió a dar una respuesta afirmativa y tener un segunda velada “para continuar con la cita porque me lo he pasado muy bien”.

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