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Al menos para mí, que paso olímpicamente de basar todo en el fútbol en estadísticas y resultadismos.

Jürgen Klopp estuvo a punto de conseguir “la machada”. Ganar al Bayern de Münich no hubiera sido una sorpresa por el fenomenal nivel que viene ofreciendo su equipo durante los últimos años, de hecho le ha venido ganando casi siempre en los últimos tres años, pero sí hubiera sido de un mérito incalculable teniendo en cuenta los recursos con los que Jürgen Klopp tenía que trabajar en comparación ya no sólo con el Bayern, sino también con el resto de equipos de Alemania y de Europa.

Jürgen Klopp jugó toda su carrera en el modesto Mainz 05. Los que le vieron jugar destacan que a lo largo de su dilatada carrera jugó “de todo”. Trabajó en ataque y en defensa. Precisamente por esa razón es tan buen entrenador. Más allá de la técnica y la física, está la inteligencia del jugador. Un jugador inteligente, fuerte en lo táctico, puede desempeñar muchas funciones, y se ve que Klopp era uno de ellos, porque cuando terminó su carrera como jugador en 2001, se hizo cargo del Mainz como entrenador consiguiendo que el modesto equipo alemán ascendiera a la Bundesliga por primera vez en su historia.

No terminaron ahí sus logros. Klopp consiguió salvar la categoría del Mainz y hacer que llegara a meterse en competición europea en la temporada 2005-06, pero los escasos recursos del club y la cada vez mayor exigencia, acabó lastrando al equipo que perdía la categoría en la 2006-07.

Klopp continuó en el cargo a pesar del descenso e intento conseguir de nuevo el ascenso, pero se quedó a las puertas de conseguirlo y pocos meses después el Borussia Dortmund apostaba por él.

Klopp llegó a un Borussia Dortmund que en nada se parecía al gran club que en la década de los ’90 había

conseguido ganar una Champions League ante una de las mejores Juventus de la historia y marcar una época con los Sammer, Chapuisat, Möller, Ricken, Riedle…

En la temporada 2007-08 el Borussia Dortmund salvaba la categoría con relativa facilidad, y el objetivo de Klopp era comenzar a mirar hacia puestos más altos en la clasificación, y así lo hizo. En su primera temporada rozó los puestos europeos y sumó 19 puntos más que en la temporada anterior.  En la segunda temporada a pesar de haber sumado dos puntos menos, sí consiguió entrar en la Europa League, pero lo más importante era la sensación de que el equipo comenzaba a tener una “identidad”, un estilo de juego definido, donde todos los jugadores tenían un rol acorde con sus características, y gracias a ello Klopp y el Borussia Dortmund iniciaron una trayectoria de éxitos fantástica con dos victorias consecutivas en la Bundesliga y una Copa de Alemania.

En la actual temporada no han podido sumar títulos, pero la temporada ha vuelto a ser un éxito. Segundos en la Bundesliga, sólo superados por el mejor Bayern de la historia y subcampeones de la Copa de Europa, donde comenzaron su aventura en el “grupo de la muerte” que pasaron como campeones de grupo, para llegar hasta la final. Manchester City, Ajax, Real Madrid, Bayern… para mí fueron netamente superiores a todos ellos, incluso al Bayern esta noche, a pesar de que en la segunda parte los de Heynckes fueron mejores e hicieron más ocasiones, esa superioridad vino propiciada posiblemente por una mezcla de fatiga física y mental de los suyos, no del planteamiento táctico.

El Bayern acudía como favorito, pero el Borussia Dortmund le dio un baño en los primeros 45 minutos. Más o menos realizaron las mismas ocasiones sí. El Bayern tuvo más la pelota. Pero el control del partido y la coherencia en el juego fue mucho mejor por parte del Borussia Dortmund. Sólo en acciones a balón parado y errores individuales pudo sumar el Bayern. En cuanto a elaboración de juego, el Borussia Dortmund tenía todos los pasillos cerrados. Dio la misma sensación que ante el Real Madrid, una superioridad táctica abrumadora, intimidante… A mí personalmente me entusiasmó.

Hummels, despreciado por el Bayern. Subotic, fichado por Klopp para jugar en la Bundesliga 2 con el Mainz, cuando se fue para el Borussia no dudó en llevárselo. Sahin, talento joven procedente de la cantera, al que Klopp no dudó en dar responsabilidades, convirtiéndole en uno de los jugadores más codiciados de Europa, al igual que sucede con Götze. Lewandowski llegó del Lech Poznan polaco. Gundogan del modesto Nurenberg. Jóvenes que casi nadie conocía y muy pocos creían que pudieran llegar lejos, pero cuando tienes un entrenador apasionado y con talento al que le das plenos poderes, los resultados llegan.

Todos estos jugadores que he citado son muy buenos – también otros muchos del Borussia, no me olvido de Kagawa… -, pero sabemos que lo son gracias a que un entrenador ha sabido sacarles su máximo rendimiento. El talento siempre ha estado ahí, pero la historia del fútbol nos demuestra que de poco sirve el talento, si vas a un club donde no se gestiona adecuadamente el equipo – diciendo que Maradona fracasó en el Barça, ya debería quedar todo dicho al respecto, aunque es igual de válido el rendimiento de Messi con Argentina en los últimos años o el de Cristiano con Portugal… – y todos estos jugadores le deben lo que son a Jürgen Klopp, por eso hoy para mí es el gran ganador. Sin Bundesliga, sin Champions y sin Copa, pero un hombre que ha conseguido sacar el máximo rendimiento de un club con unos recursos muy inferiores al de los grandes clubes de Europa.

El Real Madrid le ha quitado a Sahin, el Manchester United a Kagawa, el Bayern a Götze y este verano posiblemente les quiten también a Gundogan y Lewandowski, pero Klopp dijo que le gustaría seguir en el Borussia Dortmund, una muestra más de la grandeza de este entrenador, que seguro veréis mucho menos en las portadas que a Neymar, pero que tiene mucha más importancia que él, porque como bien dijo ‘Sir’ Alex Ferguson: “La clave de un gran equipo, es su entrenador. Él es quien debe mandar”.

Desde este espacio, mis mejores deseos futbolísticos para Jürgen Klopp – salvo cuando se cruce contra el Barça -, por el tremendo trabajo que está realizando en el Borussia Dortmund. Para mí sin ninguna duda, el mejor entrenador del último lustro, junto a Guardiola.

CRISTIAN PULINA / pulinacristian.blogspot.com.es

El Atlético ganó de la única forma que podía hacerlo, con la fortuna de su parte, una concentración al límite, el umbral de agresividad alto, un portero decisivo bajo su arco y mucho acierto: en tres ocasiones claras, dos goles. Sólo de esa forma es posible derrotar a un equipo superior. El Madrid perdió porque, en su nivel, no alcanzó los mismos porcentajes, y eso se debe a una mentalidad frágil, todo lo contrario de su renacido rival, que en lugar de permitirle adaptarse bien a los momentos de adversidad, lo lleva a desquiciarse. Es la consecuencia de haber hecho de la tensión el principal eje del método. En realidad, el Madrid pierde como pierde Mourinho: contra todos, que es la forma más clara de hacerlo contra sí mismo.

Expulsado el entrenador y expulsado Cristiano, con el descartado Pepe a punto de llegar a las manos y el ínclito Karanka, un buen entrenador de juveniles, como el peor sucedáneo de Mou, este ciclo acaba, seguramente, con una imagen deplorable del Madrid, a la que no es en absoluta ajena la responsablidad de la institución, para la que cualquier fin justificaba los medios si ese fin era la Decima. Es curioso, pero esa palabra empieza a ser una “urgencia histórica”, expresión que acuñó Valdano con mucho acierto para el Barcelona, cuando en realidad habría que preguntarse si lo es para un club con nueve Copas de Europa o lo es para un presidente que, en dos etapas, no ha sido capaz de emular el legado de Vicente del Bosque. Una Liga, una Copa y una Supercopa, el botín de la era Mou, no justifican, desde luego, semejante paseo por el desfiladero.

Cristiano, después de una gran temporada, dejó el campo taciturno, casi sin protestas ya en el momento de ver la roja por la agresión a Gabi, que podría haber sido expulsado antes, en mi opinión. En ese instante, posiblemente estaba ya más disgustado consigo mismo que con todo lo demás que había sucedido en el partido. Otro año que se le escapa el trono. En sus cuatro cursos en el Madrid, los mismos en los que Messi ha levantado el Balón de Oro, ha ganado lo mismo que su entrenador, y eso es mortificante para un futbolista que no se entiende a sí mismo sin los títulos, no se gusta. Quien piense que sus decisiones, su futuro, pueden tener que ver sólo con el dinero, realmente no entiende nada. Por eso corresponde al club ahora encontrar un nuevo proyecto que para Cristiano sea una posibilidad real de llegar adonde quiere. Con independencia de su responsabilidad, de sus explosiones, al final ha sido víctima de la misma dinámica. El ego no es un problema, es hasta necesario para situarse en un gran escenario. Lo importante es quién y cómo se gestiona.

Esos personalismos habían destruido durante años al Atlético, el primero el de Jesús Gil. Este título no quiere decir que hayan desaparecido, simplemente ha encontrado un anticuerpo que ha conseguido aislarlos. Veremos durante cuánto tiempo. Ese anticuerpo es Simeone, un entrenador que conoce el club por dentro, que sabe dónde están los males y también cómo superarlos. Una de las cosas que hizo al llegar al Atlético fue reunir a ex jugadores del doblete, como en una especie de senado, para conocer su parecer sobre algunas cuestiones. Entre su imagen de jugador pendenciero, canchero y agresivo, y la de un entrenador que mide sus discursos, es evidente que se ha producido un cambio. Porporcionalmente es el mismo que tiene que dar este club, y que de momento ha empezado por el vestuario. Ha ganado Europa League, Supercopa de Europa y Copa frente a equipos favoritos, incluso el Athletic lo era antes de su duelo, la pasada temporada.

En el caso del Atlético, lo ideal sería que la reconstrucción prosiguiera de abajo a arriba, donde el matrimonio de conveniencia entre el heredero de los Gil y Enrique Cerezo ha sido siempre fuente de malentendidos. El primero nunca podrá evitar que sobre su figura recaiga la duda de la legitimidad por la forma en la que su padre se hizo con la propiedad del club. Por ello, es más necesaria la figura de Cerezo, el rostro institucional. Una dualidad que sólo es posible interpretar como parte de una unidad, y hasta ahora no siempre ha sido así. Debido a su gran deuda con la administración, que ya ha empezado a saldar, más que retener a sus estrellas a cualquier precio, al Atlético le conviene conservar sus constantes. Sin éstas, las primeras no sirven para nada.

Los problemas del Madrid no son económicos. Pese a su deuda, su dimensión global le permite gozar de buena salud económica, algo que no va a alterar Javier Tebas, todo lo contrario. Sus problemas son deportivos e institucionales. Los primeros exigen decisiones acertadas y firmes; los segundos precisan debate, algo difícil sin abrir las ventanas y con el blindaje que hace prácticamente imposible llevar ese debate a una escena electoral. La afición, durante mucho tiempo fragmentada, lo necesitaría y lo merece, después de haber estado con el equipo cuando la necesitaba, ante el Borussia Dortmund y en la final. Las catársis de verdad empiezan después de decirse, unos a otros, todo lo que haya que decirse.

Todo lo que le ha pasado al Madrid en terminos de inestabilidad no es culpa de Mou, con sus virtudes en la dirección técnica, aunque ahora sea difícil reivindicarlas, sino de un club que no ha sabido delimitar los espacios, y eso ha acabado por hacerlos peores a todos, jugadores, técnico y presidente. Sin cotas es fácil perder el equilibrio, y sin equilibrio se pierde algo más que partidos y que títulos.

Defender a Mourinho es como hacer de abogado del diablo en estos momentos, pero es lo que sucede muchas veces – por no decir casi siempre -, con la verdad, y es que está tapada tras un enorme manto de mentiras que impiden que se vea.

En el día de hoy, Mourinho ha vuelto a hablar sobre Casillas:

“Mi mensaje para que lo entendáis: yo soy entrenador de fútbol, me contrataron para ser entrenador. Un entrenador tiene atribuciones, entre ellas elegir quién juega. No lo hago con una moneda para decidir quién juega. Lo hago pensando, discutiendo, analizando, estudiando muchas horas mis decisiones, viendo partidos, intentando decidir de acuerdo con mi cabeza. A mí me gusta más Diego López como portero que Iker Casillas. Es simple. No es ninguna decisión personal. Me gusta un portero que juega bien con los pies, que domina el espacio aéreo y que es un fenómeno entre los palos. Me gusta más otro perfil de portero. Del mismo modo que Casillas puede decir que le gusta más un entrenador como Del Bosque, como Pellegrini, me gusta más un entrenador más manejable como este. Mientras yo sea entrenador del Real Madrid, va a jugar Diego López en condiciones normales. Es simple. Yo acepto que la gente diga que no tengo ni idea de fútbol por esta decisión. Respetad a un entrenador que decide que juega Diego López. Es mi decisión.”

No podría estar más de acuerdo y de hecho estoy completamente convencido de que esta vez – a diferencia de con Adán -, dice la verdad. Cierto es que además en esta decisión pueden existir una serie de agravantes – que comentaré después -, pero futbolísticamente los que me conocéis, sabéis que yo mismo vengo opinando desde que inicié mi andadura en Internet, que Iker Casillas es el portero más sobrevalorado del mundo gracias a la fantástica maquinaria mediática que hay en este país si eres madrileño, canterano y juegas en el Real Madrid.

Una gran cantidad de los entrenadores – profesionales o no – te dirán que Casillas no reune las condiciones básicas para ser un gran portero. Es  ágil sí. Ha hecho una enorme cantidad de intervenciones de esas que realmente son malas definiciones del atacante pero con la publicidad de los de la tele te crees que verdaderamente está siendo “el Saaaaaaaanto” – cuando las hace Valdés como en Sant Denis ante Francia, entonces sí, entonces reconocen que fue culpa del atacante… porque lo era… (salvo la de Ribery, que fue un paradón espectacular) -, cuando a lo largo de su carrera ha cometido numerosos errores blocando disparos de dificultad media, dejando rechaces muy peligrosos y por supuesto saliendo horrorosamente mal a balón parado – juraría que este año antes de ser relevado en la portería, llevaba encajados más de 8 goles a balón parado, entre malas salidas, faltas encajadas con la barrera mal puesta (Supercopa), etc… –

El portero de un equipo que cede la iniciativa y cuya defensa hace bien su trabajo, casi siempre va a ser protagonista porque quienes atacan tienen muy limitado el tiempo y el espacio para definir – lo sé bien, por la enorme cantidad de partidos donde vi a Zenga, Pagliuca, Peruzzi, Marchegianni, Toldo y Buffon siendo protagonistas con planteamientos del estilo, y como barcelonistas que somos deberíamos saberlo bien porque aquellos equipos a los que embotellamos en su mitad de campo, casi siempre tienen al portero como protagonista, como el portero del Celtic, Javi Varas la temporada pasada con el Sevilla, Bonano en su día con el Alavés que batió el récord de paradas en un partido, récord que posteriormente le quitaría Arnau en un Barcelona 2-0 Málaga donde lo paró casi todo o los “partidazos” de Toño casi siempre en el Camp Nou, con el Racing y con el Granada -, y obviamente si a cada parada que haces te están dando una publicidad exagerada, todo el mundo se acaba creyendo que estamos ante el mejor portero del mundo, pero pudimos ver como Capello no le quería como titular, y ahora podemos ver también como Mourinho no le quiere de titular, así como alguien que ha sido portero profesional y que siempre defiende al Real Madrid como es el “Loco” Hugo Gatti, deja claro que “Casillas no cumple con el ABC del portero…”

Nunca tuvo la oportunidad de demostrarlo hasta ahora, y ahí está su rendimiento. Si el Real Madrid hubiera estado a la altura, posiblemente hubieran ganado la Champions con él bajo palos y: GRACIAS A ÉL – que se diría de estar Casillas -, porque sus partidos ante Manchester, Galatasaray y Borussia fueron soberbios, al igual que buenas fueron sus intervenciones contra el Barcelona en los partidos de Copa y Liga. Cuando se lesionó Casillas, los que me decían que estaba loco por sostener la teoría que acabo de exponer me decían que “ahora lo ibamos a ver”, y sí, efectivamente, ahora lo hemos visto…

Pero es que además de estar en su pleno derecho – como yo, y como todos – de considerar a Casillas un portero tremendamente sobrevalorado, más derecho tenía de “apartarle” del equipo si tenemos en cuenta que al jugador se le acusa de haber estado pasando informaciones privadas a los medios de comunicación para generar problemas y desestabilizar al equipo con el objetivo de provocar la marcha de Mourinho.

El gran culpable pasa a ser Iker Casillas y como dijo Mourinho: “Nadie puede creerse por encima de los demás…”

Como he dicho al principio, Mourinho será muchas cosas, pero en este caso bajo mi punto de vista, tiene toda la razón, lo que sucede es que como “la temporada ya se ha acabado” – con el adios a ‘la Décima’ – y Mourinho fracasó, se acabó eso de proteger a Mourinho. El técnico se va y “el gran capitán se queda”, así que hay que volver a poner las cosas en su sitio.

CRISTIAN PULINA / followbarcelona.com

Detrás de una portería del Allianz Arena, una larga pancarta proclamaba Bonito mundo ideal. La habían desplegado los ultras del gol sur para enviar un mensaje irónico a la directiva del Bayern, que no les había permitido desplegar un mosaico, y seguramente era también una pulla al presidente, acusado de esconder 20 millones en Suiza. La paradoja es que la pancarta acabó tomando un sentido positivo y muchos medios la utilizaron para ilustrar el júbilo de los bávaros. What a wonderful world, decía la prensa internacional.

¡Con qué facilidad el mundo se vuelve maravilloso o deja de serlo! Todo cambia en unos meses (Heynckes jubilado antes de tiempo para que Guardiola devolviera el Bayern a la cima europea), en una semana (la final Barça-Madrid estaba cantada), en 24 horas (a los blancos se les atragantó el champán con que celebraban la derrota del Barça). No hablo de fútbol en sentido estricto, sino de estados de ánimo colectivos, esta montaña rusa que sube y baja al ritmo de goles y clasificaciones. ¿Clasificados? Euforia desatada. ¿Eliminados? Luto riguroso.

La irrupción de la palabra escrache ha reavivado la antigua voz escarnio, arraigada desde la edad media. Porque escarnecer es hacer mofa, burlarse de alguien, avergonzarlo públicamente con afrentas y befas, y eso es tan viejo como la humanidad. Todas las lenguas tienen un puñado de palabras para matizar la burla, pero no debe de haber muchas que superen el español, que con Quevedo marca el apogeo de la literatura burlesca y del artificio idiomático. Chacota, rechifla, chanza, cuchufleta, zumba, choteo, cachondeo, pitorreo, regodeo, recochineo, chirigota, vacile, chufla, sorna, guasa, retintín, etcétera. Todas estas palabras expresan con eficacia plástica la reacción que el fiasco de Munich suscitó entre los eternos rivales del Barça.

Anteayer el mundo era maravilloso para el Real Madrid, pero ayer ya no. Volvió de Alemania con el rabo entre las piernas, como el Barça el día anterior. Fue un alivio, un consuelo para la parroquia azulgrana, porque la posibilidad de que el Madrid vaya a Wembley echa sal a la herida barcelonista. Tememos la Décima más que a un nublado, como uno de estos preceptos constitucionales que nos caen encima cuando el imperio contraataca. Con un poco de suerte lo evitaremos. Los movimientos emocionales son pendulares y, cuando parecía que Barça y Madrid estaban en los extremos opuestos, un par bofetadas han bastado para igualarnos en desmoralización.

Quien ríe último ríe mejor, dicen. El alemán lo resume con una exactitud cruel en la palabra schadenfreude, compuesta de schaden (daño, perjuicio) y freude (alegría). No es una aberración semántica, puesto que se refiere a una alegría vengativa por las penas de los otros. Justamente en alemán, que es el idioma de los equipos que nos han pasado por la piedra, encontramos la síntesis del rencor latente: desgracia ajena y alegría. Si no gano yo, que pierda el otro. Si pierdo yo, que el otro pierda por más diferencia. Si me humillan, que el otro además haga el ridículo. La portada de Marca (Palizovski) producía ayer un placer simétrico al que debió de sentir un madridista cuando el día anterior leía Mundo Deportivo (Pesadilla).

Estamos a punto de ganar la Liga. Tras lo de Munich parecía que iba a ser la celebración más amarga de los últimos años, pero el Borussia Dortmund nos ha devuelto una parte de la alegría perdida, justamente porque las comparaciones son odiosas y sólo un equipo puede ganar el torneo de la regularidad. La alegría por las desgracias ajenas es de una incuestionable bajeza moral, pero si hablamos de fútbol hemos de reconocer que aquí y allí sirve como terapia de emergencia para la autoayuda. El mundo aún no vuelve a sonreír, pero no es tan insoportable.

Los emparejamientos de estas semifinales de Champions, si se me hubiese permitido elegirlos a mí, hubiesen sido exactamente los mismos.

En primer lugar creo que estamos ante las mejores semis desde hace muchos años de una máxima competición europea.

Cuatro grandes del futbol continental, todos ellos clásicos, si, porque aunque muchos piensen que el Borussia no está a la altura, ahí van un par de datos. Histórico, fue fundado en 1909, tiene una Champions, dos UEFAS, una Recopa de Europa y una Supercopa, así que de recién llegado nada de nada.

Cuatro equipos poderosos con estilos muy definidos y grandes recursos tanto tácticos como técnicos.

En fin unas semis de lujo que estoy convencido que las vamos a disfrutar.

En segundo lugar los emparejamientos, creo que han sido los idóneos y a continuación voy a intentar argumentar esta afirmación.

Borussia-Real Madrid, dos equipos de características similares con una pegada tremenda. Ambos aman el juego rápido y vertical pero también se encuentran cómodos cediendo la iniciativa al contrario y saliendo de manera fulgurante al contragolpe. Ambos poseen los mimbres necesarios como para llevar a cabo un tipo de juego que podríamos denominar como eléctrico.

Hummels, Reus, Götze y Lewandowski conforman la columna vertebral del Dortmund, pero sería un error gravísimo infravalorar a Kuga o sobre todo a Gündogan un creador rapidísimo y preciso.

El 4-2-3-1 que acostumbran a plantear es super ofensivo si conviene y se transforma de manera vertiginosa en un 4-3-3 o 4-4-2 encontrándose las defensas rivales con Götze o Reus o ambos, acompañando a Lewndowski en la punta de ataque.

Técnicamente es un equipo muy dotado y tácticamente esta magistralmente dirigido por Jürgen Klopp, quién sabe contagiar su forofismo a sus pupilos pero con educación y señorío, sin lloriqueos, desplantes a la prensa ni dedos en el ojo a los rivales.

Del Real Madrid que se puede decir, quizás tan solo que si tienen un buen día todas sus piezas clave que son muchas y buenas, pueden meterle un saco a su rival. Sin embargo deberán estar atentos porque enfrente tendrán algo muy parecido a ellos. PARTIDAZOS.

FCB-BAY. Hasta en esto coinciden estos dos colosos del futbol. Bayern-Barça… ¡wow!

Ambos han marcado una época y así como el Bayern fue probablemente el equipo de referencia de la década de los setenta del pasado siglo, el Barça lo es del último lustro. Ambos son junto con el Benfica portugués los clubs de futbol con mayor número de socios en el mundo. Ambos cuentan con una estructura técnica fundamentada en exjugadores y potencian sólidamente sus recursos de cantera.

Es la esencia, el enfrentamiento entre quién ha sido capaz de imponer una hegemonía incontestable, una filosofía revolucionaría y quién se propone destronar al rey.

El Bayern es un equipo tan bien armado que desde su portero hasta su delantero centro (quién por cierto no jugará la ida), son fenomenales.

Presenta como casi todos los equipos de Heynckes un 4-2-3-1 habitualmente y es probablemente en estos momentos el equipo más en forma del concierto futbolístico continental como acaban de demostrar en su doble enfrentamiento ante la Juve.

Al igual que el mejor Barça, salen a presionar la salida del balón del rival hasta agobiarlo y hacerles errar, momento que sin tanta calidad técnica como el Barça, saben aprovechar y les conduce a plantarse vertiginosamente frente al área rival con los poderosos Lahm y Alaba recorriendo sus respectivas bandas y los incombustibles Javi Martínez y Schweinteiger que cierran un circulo demoledor apoyando a Robben, Müller, Ribéry y Mandzukic. ¡AGÜITA! Que dicen los chicharreros.

En fin que serán dos partidazos de poder a poder.

Ambas semifinales, pase quién pase, plantaran en la final dos estilos de juego diferentes y atractivos.

Solo confío, por el bien del futbol y del espectáculo que todos nosotros queremos presenciar que los cuatro equipazos sean valientes y vayan a ganar y no, a no perder.