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María sorprende a todos en First Dates con su extraña fobia

Con un insólito miedo empezó una de las citas más extrañas del mes

María se sinceró antes las cámaras de First Dates y ante un Carlos Sobera que lo ha escuchado todo mientras oficia como anfitrión en el programa de citas. La comensal que acepta ser bisexual, contó uno de sus mayores miedos o también conocidas como fobias. Sin embargo resulta un poco extraño a lo que ella le tiene pavor.

“Yo tengo falofobia, ¿eso qué es? Que tengo fobia a los penes. Eso me ha causado buenos y malos tragos con los chicos”. Una vez más la cara del presentador fue una total poesía al escuchar las palabras que salían de la boca de la chica. En ese momento la comensal adelantaba que le gustan todo tipo de mujeres, y en los hombres que sean malotes.

María First Dates
David ha quedado fascinado al ver por primera vez a María.

María explica su fobia y espera encontrar un chico comprensivo en su cita de First Dates

La estudiante de estética contó como ha sido cargar con este problema, y como le ha ido con los chicos con los que ha salido. “Hay chicos que han sido más compresivos y me han entendido, aunque después me han dado la patada igualmente… y después, hay otros chicos que se han quitado directamente del medio, no han esperado ni al día siguiente”.

Luego contó como le gustan los hombres y las mujeres y que espera encontrar en su cita de First Dates. “En el amor no me quieren. He buscado de todo, no me cierro a nada, he tenido relaciones con ambos sexos. A mí me gusta mucho gustar, llamar la atención, ese pique de que me vacilen un poquito. Las chicas me gustan todas, me encantan todas las mujeres. Y los chicos me gustan malotes, con chándal”.

David y María empezaron bien pero no tuvieron un final feliz en First Dates

El encargado para hacer que la velada funcionara era David, un joven de 23 años el cual quedó fascinado con el físico de la malagueña. Ambos conectaron bien al principio de la cita, pues compartían gustos y algunas cosas de su campo profesional. No obstante, llegó el primer bache y no era la fobia de María, sino su gusto por las fiestas y el descontrol.

El comensal no le gustan las chicas que se van de juerga muchas veces a la semana, pero por María estaba dispuesto a aceptarla con algunas condiciones. Eso mismo no pensó la estudiante de estética, quien le dio calabazas en la decisión final. “No he sentido ese feeling que hay que tener para una segunda cita romántica, pero como amigos, lo que quieras”.