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La nueva generación de tenistas se deja ver en Roland Garros

El dominio de los tres grandes ya es historia; Roland Garros 2025 ha dado la bienvenida a los nuevos titanes del tenis: jóvenes, audaces y sin miedo a la leyenda

Durante dos décadas, el tenis masculino fue una ópera con tres únicos protagonistas, Federer, Nadal y Djokovic. Una trinidad tan dominante que parecía escrita en piedra. Pero Roland Garros 2025 ha sacudido el guion. Bajo el sol polvoriento de París, una nueva generación con nombres como Alcaraz, Sinner, Rune o Shelton no ha pedido permiso, ha ocupado la pista central con la determinación de quien no teme a los fantasmas del pasado. El futuro ya no espera su turno. Está aquí, sudando bajo la misma arcilla que alguna vez fue reino exclusivo de leyendas.

Estos jugadores nacidos entre 2000 y 2003 no son una promesa, sino una presencia. No evocan un futuro hipotético, sino un presente contundente. A diferencia de generaciones anteriores que amagaban con destronar sin concretar, esta camada lo ha hecho sin temblar. No heredaron el trono, lo reclamaron a raquetazos, como se reclaman las cosas importantes en la vida. Roland Garros no ha sido el escenario de una transición cordial, sino de una toma de poder con estilo y sin nostalgia.

ben shelton y alcaraz
Lejos de ser promesas, Alcaraz, Sinner, Draper, Musetti, Rune y Shelton ya forman parte de la élite

Alcaraz y Sinner: los nuevos emperadores de la paridad

Carlos Alcaraz y Jannik Sinner no se parecen en casi nada, salvo en lo esencial, ambos ganan. El español juega como si llevara el sol en los brazos, con una mezcla de arrojo e insolencia que recuerda a un joven Nadal con aire de artista callejero. Sinner, en cambio, es una precisión alpina, cada golpe suyo parece calculado por un ingeniero con fiebre competitiva. Uno apasiona; el otro hipnotiza. Pero ambos comparten una certeza, su tiempo no es mañana, es ahora.

A su sombra luminosa emergen Draper, Musetti, Shelton y Rune. Todos con estilos distintos, todos con la ambición tatuada en la frente. Draper, que este año ha dejado de prometer para empezar a cumplir, Musetti con su estética clásica y golpes de museo, y Shelton con una potencia que recuerda a un cóndor en vuelo. Holger Rune, por su parte, ya comparte capítulos con Alcaraz en una rivalidad que tiene sabor a saga. Lo que parecía una revolución aislada es, en realidad, una sinfonía coral.

Tras los primeros truenos: llega la tormenta

Lo más inquietante y estimulante es que esta nueva era no termina en los líderes actuales. Detrás viene una segunda ola aún más joven que ya empieza a salpicar los torneos grandes. Arthur Fils (2004) ha demostrado que la jerarquía no entiende de fechas de nacimiento. Jakub Mensik, nacido en 2005, sorprendió al conquistar un Masters 1000 como si se tratara de un torneo juvenil de fin de semana. Y Joao Fonseca, con apenas 18 años, juega como si no supiera que el mundo lo está mirando.

El tenis masculino no está viviendo una transición, sino una mutación. Una nueva fauna de jugadores, cada uno con su propio estilo, lenguaje corporal y narrativa, está reescribiendo las reglas de un deporte que parecía condenado a repetir su pasado glorioso. Roland Garros 2025 ha sido más que un torneo, ha sido un prólogo. Y si el futuro se parece a lo que acabamos de ver, será mucho más que brillante, será ferozmente humano.

Toni Nadal