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Otra oportunidad de Jorge Martin en Aprilia

Jorge Martín reaparece en Misano junto a Aprilia y despierta nuevas expectativas. Aún sin fecha oficial de regreso, deja claro que su vuelta está cerca. La incógnita ya no es si volverá, sino cuándo y cómo lo hará

Jorge Martín, ese piloto que parece vivir en un eterno eslalon entre la gloria y la incertidumbre, vuelve a dar señales de vida y de lucha. Después de un periodo más nublado que el cielo sobre Sachsenring, reapareció en el evento ‘All-Stars’ de Aprilia en Misano con una sonrisa discreta y una Honda de calle. No estaba previsto que rodara. Pero claro, ¿desde cuándo los pilotos piden permiso para escuchar a su instinto? Con casco puesto y mirada firme, Martín no solo aceleró sobre el asfalto, también sobre las expectativas. “Antes del verano, seguramente para hacer algún test”. Lo dijo como quien lanza un anzuelo, esperando que la fábrica italiana muerda el cebo del optimismo.

El madrileño no compite aún, pero compite contra el silencio, contra la espera, contra la duda. Y eso, en MotoGP, también cuenta. Su aparición en Misano fue un gesto mínimo y a la vez mayúsculo, veinte vueltas sin presión, como quien se asoma a una vieja casa que aún quiere habitar. Y sin embargo, lo más revelador no fue lo que dijo, sino lo que hizo, subirse a la moto por puro deseo, como un niño que, tras una caída, vuelve a buscar la bicicleta en el trastero. Esa mezcla de nostalgia y ambición sigue siendo el mejor combustible.

Jorge Martín
“Necesito estar al cien por cien y no sé cuándo será”

Cuerpo en transición, mente en trinchera

Desde el accidente en Qatar, Jorge Martín ha vivido una batalla que no se televisa. Las fracturas visibles sanan; las invisibles, requieren otro tipo de terapia, tiempo, silencio y, a veces, una dosis de velocidad para recordarse quién se es. “Estoy bien, físicamente me encuentro un poco mejor, y eso es lo más importante”, dijo con voz firme, aunque no eufórica. Su tono oscilaba entre la esperanza y el realismo, como quien sabe que no basta con querer volver: hay que poder volver.

Las vueltas en Misano fueron eso, un ritual. No una prueba técnica, sino una ceremonia íntima. Como cuando un músico acaricia su instrumento antes del gran concierto, Jorge tocó el asfalto sin buscar tiempos ni récords, solo buscando certezas. “Había riesgo de caída pero ha estado tranquilo”, bromeó. Irónico y lúcido, consciente de que hoy por hoy, su verdadero circuito es interior. Uno donde los obstáculos son invisibles y las curvas más peligrosas están en la cabeza.

La danza diplomática con Aprilia

El vínculo entre Jorge Martín y Aprilia huele a guion inconcluso. La moto está, el deseo está pero falta la escena clave. Al ser preguntado por su futuro con la marca, su respuesta fue un muro diplomático. “No puedo decir mucho”. En realidad, lo dijo todo. Porque cuando un piloto no descarta, es que aún sueña. Y cuando Aprilia lo invita a Misano, aun sabiendo que no puede competir, es porque también quiere ver qué queda de ese sueño.

El regreso oficial, quizás en Sachsenring, dependerá de su estado físico. Pero el regreso emocional ya ha comenzado. Martín no quiere volver por volver. Quiere hacerlo entero, peligroso, listo para luchar. Porque en este deporte, como en la vida, no basta con estar, hay que ser. Y Jorge Martín, pese a las lesiones y la pausa, sigue siendo una incómoda promesa. Como un trueno lejano que aún no suena pero ya amenaza con tormenta.

Marc Márquez